Lecturas para sumergirse en la despedida del 2017

Por Emma Rodríguez © 2017 / Al hilo del inminente final del año 2017, en Lecturas Sumergidas hemos querido hacer una pequeña lista de recomendaciones entre los muchos títulos de los que escribimos en nuestra revista, edición tras edición.

En “4 3 2 1”, la última novela de Paul Auster, el escritor confiesa, a través de Archie Ferguson, su protagonista que en dos ocasiones un libro lo había vuelto del revés cambiando su forma de pensar, volando en pedazos sus postulados sobre el mundo y lanzándolo a un terreno nuevo donde todo parecía diferente”. Se refiere a Crimen y castigo, de Dostoievski, una historia sobre “las pasiones y contradicciones del alma humana” y a Walden de Henry David Thoreau, un inspirador manual “sobre cómo vivir. A esas dos lecturas el escritor norteamericano añade una tercera: Silencio, del artista, poeta y compositor John Cage, la entrega de “un hombre sin miedo a hacer preguntas fundamentales, a empezar desde el principio y andar por un sendero por el que nadie había transitado antes”.

Los libros citados tienen en común su capacidad para ayudar a crecer, a comprender el mundo, a mirar de manera diferente. Y es que 4 3 2 1, además de ser una novela deslumbrante, abarcadora, donde cuatro historias se deslizan en paralelo en torno a un mismo personaje (cuatro posibilidades de vida, cuatro aprendizajes), donde se retrata la vida social y política de la Norteamérica de la segunda mitad del siglo XX, es un libro lleno de otros libros, una de esas obras que contagian el placer de la lectura y reivindican su capacidad transformadora. Auster es capaz de atraparnos, una vez más, en una narración llena de giros inesperados, de sorpresas. Sumergirse en las más de 900 páginas de 4 3 2 1 tiene el efecto de hacer desaparecer el ruido y las prisas del exterior, a la manera de una larga travesía que aún puede prolongarse más si atendemos a los inspiradores caminos –lecturas dentro de lecturas– que va abriendo.


Leemos a Auster y es muy probable que a través de él accedamos a otros muchos autores. Detengámonos, por ejemplo, en Thoreau, una referencia clave en la novela. Afortunadamente nuestras librerías se han llenado con las traducciones de la obra de este autor del XIX que nos enseña a recuperar lo primordial, a entablar un diálogo con la naturaleza y con nuestros latidos más profundos. Recomendamos a Thoreau, empezando por Walden, pero con la puerta abierta a otras obras como Desobediencia civil o sus Diarios…, porque necesitamos escuchar a alguien que nos diga: Cuando estamos sin prisa y somos prudentes, percibimos que solo las cosas grandes y dignas tienen una existencia permanente y absoluta; que los temorcillos y los placeres despreciables no son sino la sombra de la realidad…” Recomendamos a Thoreau porque este amigo de las largas caminatas y de las cabañas en el bosque, anima, como dice Paul Auster, a emprender una vida más plena.


Y a su lado, en el mismo camino, encontramos a Walt Whitman y sus Hojas de hierba y descubrimos a Margaret Fuller, la desconocida dama del trascendentalismo, que acaba de ser publicada por primera vez en España por la editorial La línea del Horizonte. Verano en los lagos se titula el ensayo que ahora llega a nuestras manos, un libro que nos traslada al Oeste de los primeros pioneros, una tierra llena de belleza y oportunidades, pero donde es imposible huir de la sombra del exterminio indio. Los hombres, centrados en ganarse la vida, se olvidan de vivir”, nos dice desde el pasado esta mujer que resulta tan cercana.


Clásicos y contemporáneos, novedades o títulos de cabecera, aguardan en las librerías en forma de promesa. Hablamos de la lectura como transformación y descubrimiento y en esa estela incluimos un nuevo título de Nuccio Ordine, autor del luminoso manifiesto La utilidad de lo inútil, un canto a la defensa de las Humanidades. Se trata de Clásicos para la vida. Una pequeña biblioteca ideal, un trayecto en el que el el profesor y ensayista italiano muestra cómo enseñar a sus alumnos a interpretar el presente a través de pequeños fragmentos –invitaciones– de Cervantes, Shakespeare, Platón, Maquiavelo, Goethe, Balzac, Maupassant, Molière, Giordano Bruno, Flaubert, Thomas Mann, Rilke, Dickens, Montesquieu, Antoine de Saint-Exupery, García Márquez, Italo Calvino, Cavafis, Pessoa, Einstein y Marguerite Yourcenar, entre muchos otros. Señala Ordine que “si no salvamos a los clásicos y la escuela, los clásicos y la escuela no podrán salvarnos”.


A su lista añadimos a Antón Chéjov y sus Cuentos Completos, reunidos en cuatro tomos por Páginas de Espuma. Capaz de provocar emociones y estremecimientos, tanto a los lectores de su época como a los de hoy, el escritor ruso sigue abriendo la puerta a esos pequeños atisbos de verdad y de belleza a los que se refiere el crítico Harold Bloom, que lo define como “el más sutil psicólogo dramático que ha existido desde Shakespeare” y señala que “aun sus cuentos más tempranos pueden tener la delicadeza formal y el clima sombríamente reflexivo que lo convierten en el artista indispensable de la vida no vivida y en la mayor influencia para todos los cuentistas que vinieron después de él”.


Que leer es “el pasatiempo más hermoso creado por la humanidad”, nos lo dice la poeta y Premio Nobel polaca Wislawa Szymborska en uno de los textos de sus Prosas reunidas. “El Homo ludens con un libro es libre. Al menos, tan libre como él mismo sea capaz de serlo. Él fija las reglas del juego, subordinado únicamente a su propia curiosidad. Puede permitirse leer no sólo libros inteligentes de los que aprenderá cosas, sino también libros estúpidos de los que algo sacará. Es libre de no leer un libro hasta la última página, y de empezar otro por el final e ir retrocediendo. Puede echarse a reír en un punto no destinado a ello o, de repente, detenerse ante unas palabras que recordará durante el resto de su vida. Y, finalmente, es libre –y ningún otro pasatiempo puede ofrecerle esto– de escuchar de qué habla Montaigne o de zambullirse en el Mesozoico por un instante”, argumenta esta mujer que a través de sus versos nos enseña a mirar el enigma de la existencia con ojos maravillados, y que, en el volumen del que hablamos, se muestra en su faceta de lectora, una lectora ávida, inquieta, crítica, siempre dispuesta a dejarse sorprender.

Difícil encontrar mejores palabras que las suyas para celebrar los libros y su efecto transformador, para sumergirse en la lectura que estimula a entrar en las librerías como auténticos exploradores, detectives, piratas en busca de tesoros.

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