Marguerite Yourcenar y Silvia Baron Supervielle, Un apasionado diálogo epistolar

Por Jean-Pierre Castellani © 2020 /

Foto Cabecera: Marguerite Yourcenar por Bernhard De Grendel – Bailleul 1982

Como entregado seguidor y estudioso de la obra de Marguerite Yourcenar he seguido muy de cerca su correspondencia y me he encontrado con innumerables sorpresas, entre ellas las cartas que cruzó con Silvia Barón Supervielle entre 1980 y 1987. Con el tiempo seguir los rastros de la escritora a través de sus epistolarios se ha convertido en una especie de pasión, siempre al acecho de cualquier publicación de cartas nuevas por su carácter inédito. Este tipo de escritura, al hacerse pública, forma parte del trabajo de Yourcenar, aclara y enriquece el conjunto de la obra, se convierte en un verdadero diario, en un enriquecedor complemento de sus textos autobiográficos o de ficción, escritos y publicados en paralelo a los mismos.

Sabemos ahora que Marguerite Yourcenar escribió muchas cartas, animada por lo que se puede llamar un frenesí epistolar que comparte con otros grandes literatos como Miguel de Unamuno, Emilia Pardo Bazán, Rubén Darío, Marcel Proust, Roberto Bolaño… Y no olvidemos los cruces de misivas entre Alain Fournier y Jacques Rivière; Albert Camus y Pascal Pia; André Gide y Jacques Schiffrin; Paul Celan y Gisèlle Lestrange o Pierre Drieu La Rochelle y Victoria Ocampo. Una lista que podría ser mucho más larga.

Yourcenar escribió cientos de cartas a lo largo de su vida, haciendo duplicados para muchas de ellas, con la ayuda de su compañera y secretaria Grace Frick, quien las anotó cuidadosamente y las clasificó, permitiendo solo la publicación póstuma del correo menos íntimo. Más de 2000 misivas se encuentran en el Fondo Yourcenar de la Biblioteca Houghton, de la Universidad Americana de Harvard. Fueron legadas a esta Biblioteca durante la vida de la escritora: en agosto de 1982; mayo y septiembre de 1984; mayo y junio de 1985; mayo y agosto de 1986; y marzo de 1987. Edith y Frederik Farrell, de Morris, las enumeraron y clasificaron en un catálogo de 106 páginas titulado Marguerite Yourcenar’s Papers. Una cláusula testamentaria pretende que algunas de estas cartas permanezcan selladas durante cincuenta años después de la muerte de Yourcenar; o sea, hasta 2037.

Marguerite Yourcenar escribió muchas cartas, animada por lo que se puede llamar un frenesí epistolar que comparte con otros grandes literatos. Más de 2000 misivas se encuentran en el Fondo Yourcenar de la Universidad Americana de Harvard.

En última instancia, esta correspondencia, a pesar de su carácter disperso e incompleto, es un autorretrato auténtico de la escritora, tan secreta en general, y, además, una lección de vida. Ella expone, a lo largo de su extenso epistolario, su manera de concebir el trabajo y sus relaciones con los otros (amigos, grandes escritores, conocidos, editores, traductores…) con una notoria voluntad de autoridad, la de una escritora dueña de su obra y de su imagen pública. 

La editorial Gallimard, en Francia, ya publicó varios volúmenes de esa correspondencia que reflejan esa costumbre permanente : Lettres à ses amis et quelques autres, 1909-1987 (1995); D’Hadrien à Zénon, 1951-1956 (2004); Une volonté sans fléchissement, 1957-1960 (2007); Persévérer dans l’être, 1961-1963 (2011) y recientemente Le Pendant des Mémoires d’Hadrien et leur entier contraire », 1964-1967 (2019). Desde diciembre de 1967, fecha en la que se detuvo la edición de la correspondencia, hasta diciembre de 1987, año de la desaparición de Yourcenar, estamos a la espera de descubrir, lo antes posible, 20 años más llenos de cartas. Gallimard nos las debe, independientemente de las consideraciones comerciales. Con el único propósito de comprender mejor la personalidad de Marguerite Yourcenar, sabedores de que sigue habiendo una frustración bastante molesta: la que sentimos al leer cientos de epístolas sin tener acceso a los textos del otro ni muchas veces al mensaje original, sin conocer las respuestas de Yourcenar.

Marguerite Yourcenar. Fotografía por Bernhard de Grendel

De toda la correspondencia de la autora de Memorias de Adriano se tradujo al castellano solamente el primer tomo, Cartas a sus amigos (Alfaguara, 2000), una Antología de epístolas que en su momento, en 1995, fueron seleccionadas de los archivos de modo arbitrario por Gallimard. A destacar que de todo el recorrido epistolar conocido, existen pocas cartas para cubrir los años comprendidos entre 1980-1987, un  dato que  explica el interés añadido que tiene la publicación de la correspondencia cruzada entre Yourcenar y Silvia Baron Supervielle entre junio de 1980 y julio de 1987, bajo el título Une reconstitution passionnelle, correspondance 1980-1987 (Gallimard, 2009). Como indica perfectamente el título genérico, propuesto por Achmy Halley, coordinador de esta publicación tan preciosa y original, el conjunto de cartas permite reconstituir lo que pasó entre ellas durante aquella década. El volumen fue traducido fielmente al castellano por Eduardo Berti bajo el título Una reconstitución apasionada (La Compañía de los libros, 2017).

Prima lejana del poeta Jules Supervielle, nacida en Buenos Aires en 1934, y establecida en París en la década de 1960, Silvia Baron Supervielle es una gran traductora de autores argentinos como Jorge Luis Borges, Les Conjurés (Jacques Quentin, 1989); Macedonio Fernández, Papiers de Nouveau venu et continuation de rien (José Corti, 1992); Roberto Juarroz, Fragments verticaux (José Corti) 1993 y Silvina Ocampo, Poèmes d’amour désespéré, (José Corti, 1997), entre otros.

También ha publicado una obra personal importante, en los campos narrativos y poéticos, destacando entre las obras más recientes:  La rive orientale (Le Seuil, 2001); Le Pays de l’écriture (Le Seuil, 2002); Pages de voyage (Arfuyen, 2004); Autour du vide (Arfuyen, 2008; Journal d’une saison sans mémoire (Arcades, Gallimard, 2009); Lettres à des photographies (Gallimard, 2013); Sur le fleuve (Arfuyen, 2013); La douceur du miel (Gallimard 2015); Chant d’amour et de séparation (Gallimard 2017) y Un autre loin (Gallimard, 2018). De entre sus títulos han sido publicados en castellano: El cambio de lengua para un escritor (Buenos-Aires, Corregidor, 1998); La línea y la sombra (Valencia, Pre-Textos, 2002); La orilla oriental (Buenos Aires, Adriana Hidalgo Editora, 2005); Lecturas del viento (Barcelona, Reverso Ediciones, 2005); La forma intermediaria (Buenos Aires, Adriana Hidalgo Editora, 2008); y Al margen (Buenos Aires, Adriana Hidalgo Editora, 2013).

Silvia Barón Supervielle cuenta en el prefacio, muy detallado, de este volumen de cartas que nos ocupa, un auténtico y valioso retrato de Yourcenar, cómo descubrió por casualidad, entre las librerías de viejo en los muelles del Sena, unos poemas de juventud de la escritora. Como se dedicaba al oficio de traductora, no dudó en mandarle una propuesta de traducción de esos poemas. Fue ahí donde se inició la relación entre ambas mujeres, una relación que duró hasta la muerte de Yourcenar.  

Silvia Baron Supervielle

La historia se inicia como el intercambio tradicional entre un autor y su traductor y se va transformando gradualmente, ante nuestros ojos, en una amistad ferviente, hasta el punto de que Yourcenar pasa de la fórmula habitual de «muy cordialmente” o de «Mis mejores sentimientos», que utilizaba en 1980, a “un pensamiento cariñoso” o “la beso”, en 1987, manifestaciones de afecto que rara vez prodiga en la correspondencia publicada hasta la fecha. Por su parte, Supervielle adopta un tono muy respetuoso y cordial, si bien reivindica desde el primer mes el derecho a firmar con su nombre: Silvia, mejor que con su apellido, prueba de un acercamiento sensible, hasta terminar con un beso y una fórmula cariñosa : “Le mando un beso con la protección de mi pensamiento.”                      

Silvia Barón Supervielle cuenta cómo descubrió por casualidad, entre las librerías de viejo en los muelles del Sena, unos poemas de juventud de YOURCENAR. No dudó en mandar A la ESCRITORA una propuesta de traducción de esos poemas.

En el conjunto, descubrimos 23 cartas, postales o palabras escritas en una tarjeta por Yourcenar y 10 textos de Barón Supervielle. Es el material que se ha encontrado en los Fondos de la Houghton Library, de la Universidad de Harvard. Algunas de las cartas son cortas, pero hay otras más largas y de gran interés.

La muerte de Grace Frick, la fiel secretaria de Marguerite Yourcenar, en 1979, que escribía y guardaba todo el correo de la escritora, hizo que todas estas cartas se autografiaran, lo que acentuó aún más su intimidad. La emoción del estudioso se acentúa al acercarse a las misivas de los últimos años de la escritora. Yourcenar sufrió un accidente de tráfico, en Nairobi, en 1983 y en 1986 falleció su compañero Jerry Wilson, un año antes que ella, en diciembre de 1987.

Por cierto, cuando comenzó esta correspondencia, el 15 de junio de 1980, Baron Supervielle tenía 46 años y Yourcenar 77. Acababa de ser elegida para formar parte de la Academia Francesa, era una escritora famosa, reanudaba sus viajes y sus proyectos, «liberada» como estaba después de la desaparición de Grace Frick, cuya enfermedad la había mantenido bloqueada en Petite Plaisance, durante muchos años. Ahora con Jerry Wilson, su nuevo compañero, volvía a experimentar cierto gusto por la vida, emprendiendo, a pesar de su edad, nuevos viajes: a Portugal, Marruecos, Japón, Egipto.

En esas circunstancias el proyecto de traducción al español de sus primeros poemas, después de Las caridades de Alcipo (Les charités d’Alcippe) y de otros textos como Feux (que no se concretó) y su Théâtre (Teatro I y II) por esta traductora argentina tan amigable y respetuosa, la llenó de satisfacción. En una carta fechada el 15 de junio de 1980, Yourcenar le confiesa su gusto por la lengua española, recordando la magnífica traducción de Julio Cortázar de Memorias de Adriano (Narrativas/Edhasa, 1982). 

cuando comenzó La correspondencia, el 15 de junio de 1980, Baron Supervielle tenía 46 años y Yourcenar 77. Acababa de ser elegida Para formar parte de la Academia Francesa, era una escritora famosa, reanudaba sus viajes y sus proyectos.

La aventura le proporciona un nuevo aliento, comprensible al saber de las relaciones estrechas que siempre mantuvo con Argentina, la tierra de Borges y con la revista Sur de las hermanas Silvina y Victoria Ocampo, dos mujeres libres, heterodoxas, nómadas, como ella. Por su condición de argentina, Silvia la vincula con Borges, a quien Yourcenar leía mucho en ese momento de su vida, encontrando en su obra una lección de serenidad y de lucidez. Por entonces preparaba con gran cuidado la famosa conferencia sobre Borges o el vidente, que sólo tuvo tiempo de pronunciar una vez, en Harvard, ya que se canceló, por problemas de salud, la visita a Copenhague, donde tenía que hablar del escritor. Yourcenar se sentía muy próxima a Borges y se lo confirma a Silvia en 1984:

Comparto los temores de Borges: los hombres en todas partes, y no sólo los argentinos, son tan pequeños adultos. Esto es lo que hace que uno no se atreva nunca a ser completamente feliz. 

[Je partage les craintes de Borges : l’homme partout, et pas seulement l’Argentin, est si peu adulte. C’est ce qui fait qu’on n’ose jamais tout à fait se réjouir complètement.] 

La muerte de Borges, en junio de 1986, los acercó aún más. Al respecto, Yourcenar le escribió entonces a Silvia:

Me enteré  en París, la víspera de mi salida, de la noticia del fin (si la muerte es un fin, ¿qué sabemos al respecto? 

 [J’ai appris à Paris, la veille de mon départ, la nouvelle de la fin (si la mort est une fin, qu’en savons-nous ?)] 

El diálogo que entablaron, a propósito de la propuesta de Silvia Baron Supervielle de traducir  los sonetos de Yourcenar Sept poèmes pour une morte, publicados en 1930 en la revista Le Manuscrit autographe (N°270,) una obra de juventud de Yourcenar, que integrará más tarde en Les Charités d’Alcippe (1984), devolvió a la escritora a su preocupación permanente por ver sus textos bien traducidos, en particular los poemas, para ser difundidos por el mundo entero. No olvidemos que la misma Yourcenar se dedicó muy joven, y hasta el final de su vida, a la traducción al francés de grandes autores, como por ejemplo: Virginia Woolf, Henry James, Constantin Cavafis, Hortense Flexner, Amrita Pritam, Yukio Mishima, y de colectivos como los Negro Spirituals, Blues et Gospels, Cinq Nô modernes, sin olvidar la Antología de poemas griegos clásicos titulada La Couronne et la Lyre. 

Yourcenar se dedicó muy joven, y hasta el final de su vida, a la traducción al francés de grandes autores: Virginia Woolf, Henry James, Constantin Cavafis, Hortense Flexner, Amrita Pritam, Yukio Mishima…

La publicación en edición bilingüe de Las Caridades de Alcipo y otros poemas  (Visor, 1982, Les Charités d’Alcippe, 1956) y del Teatro I y II (Lumen, 1984 y 1985) fueron apreciadas y aprobadas por Yourcenar. A ella le gustaba volver a sus textos antiguos, pero solía ser muy exigente con sus traductores, como lo prueba su conflicto con la traductora italiana Maria Luisa Spaziani. Pero, en el caso de Silvia Baron Supervielle, la felicitó claramente por la excelencia de sus traducciones: 

Cierro esta carta para no perderme otra carta, pero quiero decirle cuánto aprecio los méritos de su trabajo y el entusiasmo (no puedo encontrar otra palabra) que mostró por estos textos. Quizás el entusiasmo es la única mentalidad posible de un buen traductor. 

[Je ferme cette lettre pour ne pas manquer un courrier de plus, mais je tiens à vous dire combien je suis sensible aux mérites de votre travail et à l’enthousiasme (je ne trouve pas d’autre mot) que vous avez montré pour ces textes. Peut-être l’enthousiasme est-il le seul état d’esprit possible d’un bon traducteur.]

Por cierto, Yourcenar controla, como siempre, la calidad de las ediciones en español, interviniendo con meticulosidad en la elección de la ilustración para la portada de los dos volúmenes del Teatro y recomendando incluso una de las imágenes del volumen La pintura  etrusca de Skira. Sigue de cerca la edición en lengua española de Las caridades de Alcipo, muy atenta a las posibles erratas. Está muy pendiente de las gestiones de Silvia para la publicación del libro en España con la  editorial Visor. La felicita por su traducción del libro y le da consejos precisos para entablar contactos con la editorial Alfaguara. Yourcenar plantea el problema de la traducción de Fuegos y de los derechos, que no están libres en España. Más adelante Silvia se refiere a la traducción del segundo tomo del Teatro, analiza el papel de los personajes en esta obra expresando lo mucho que le gusta. En definitiva, afirma que para ella traducir textos de Yourcenar no es tanto un impulso entusiasta o un embrujo sino una especie de arraigamiento. Traduce también Les Trente-Trois Noms de Dieu (Los treinta y tres nombres de Dios) poemas publicados por Yourcenar en la prestigiosa revista NRF, en junio de 1986.

Marguerite Yourcenar. Fotografía por Bernhard de Grendel

Un primer encuentro en París, en 1981, durante una estancia de Yourcenar en la ciudad, y luego una invitación para pasar 15 días en la casa de Petite Plaisance, en 1983, un detalle bastante raro por parte de Yourcenar, confirman el  desarrollo de una relación estrecha y cada vez más cordial. En una carta de diciembre de 1980, la escritora se queja, como lo hace  a menudo en sus cartas, de su estado físico, de una gripe, y sobre todo dice que teme su próximo viaje a París para la recepción de la Academia Francesa que ve como “jornadas difíciles”. ¡Confesión muy paradójica de la futura académica!

Las dos mujeres se hacen regalos como pruebas de amistad: Yourcenar le regala a Silvia un ejemplar raro de Les Charités d’Alcippe con apuntes suyos. Y ésta le corresponde con una bufanda china que encanta a la escritora. 

En junio de 1981 Yourcenar escribe una carta más larga y más personal: como siempre se disculpa por su retraso en contestar por el agobio del trabajo y se refiere a su próximo libro, ¿Qué?La Eternidad, que está redactando. Lo que la lleva a unas reflexiones sobre el éxito y sus consecuencias sobre la escritura. También comenta, favorablemente, el libro de poesía Plaine blanche (éditions Carmen Martínez, 1978) que acaba de publicar Supervielle. Por otra parte, Yourcenar, que hablaba muy poco de política en su epistolario, ahora, en su diálogo con Silvia, alude varias veces a las circunstancias políticas de la Argentina contemporánea (Dictadura militar, guerra de las Malvinas).

A lo largo de ese intercambio las dos mujeres van a enfocar varios temas literarios, además del concepto de la traducción que, naturalmente, se plantea. Hablan del valor y el papel de la poesía, respecto a lo cual Yourcenar confiesa que un poeta se repite siempre. También de temas como su amor por la Naturaleza, su sensibilidad hacia los pájaros y los animales en general y su concepto del viaje y del papel del paisaje: “no nos esperan sino que viven por sí solos”. También le da detalles muy tiernos del viaje a Marruecos que ha hecho con su compañero Wilson.

Yourcenar se revela, como siempre con sus amigos, precisa y casi mandona en sus citas. Propone condiciones muy precisas a sus corresponsales, por ejemplo cuando le indica a Silvia: “en París, el sábado 31 de enero a las seis en su casa o mejor en casa de un amigo”, y le da el teléfono junto con consejos para ubicar su dirección. Sigue la costumbre anglosajona de dar al principio de cada carta la dirección postal, y resulta pragmática en sus indicaciones para viajar a la isla de Mount-Desert y a su casa de Petite Plaisance. Yourcenar tiene una amistad autoritaria y fiel. Le manda a su interlocutora mensajes desde ciudades del extranjero: una desde Rabat en Marruecos y otra desde Lisboa; también desde Egipto o Tokyo.

Las dos Mujeres hablan de temas como El amor por la Naturaleza De Yourcenar, su sensibilidad hacia los pájaros y los animales en general y su concepto del viaje y del papel del paisaje: “no nos esperan sino que viven por sí solos”.

La reacción de Silvia es muy emocionante, y le agradece de todo corazón la invitación para la recepción en la Academia Francesa, en 1982. Incluso la felicita por el título de su próximo libro, Anna soror. Se vuelve muy cariñosa, expresa mucho pudor: “Usted se parece mucho a sus libros”. Incluso le  confiesa, de modo ingenuo,  su deseo de acompañarla “cubriéndose los ojos para oírla mejor.”

Después del accidente de autocar en Nairobi, Silvia le manda una carta muy personal, declarándole, a modo de homenaje: “aprendí mucho con usted”. La invita para un encuentro literario en Barcelona en septiembre, lo que provoca una larga contestación de Yourcenar, que rechaza la invitación y le confiesa que prefiere viajar sin compromiso, a su aire, y que está retrasada en sus proyectos, como siempre. 

Marguerite Yourcenar en Antinoe

La tonalidad de ciertos mensajes ya no es técnica o profesional como al principio, se vuelve más íntima y personal. Silvia se refiere al clima en la casa de Yourcenar, a los animales y también mezcla esas advertencias personales con noticias sobre la publicación del Teatro en España.

La última carta de Yourcenar está fechada el 20 de julio de 1987 y termina con una fórmula significativa del camino recorrido entre las dos mujeres: “le mando un beso amistoso”. A continuación caerá enferma y tendrá que anular la conferencia de Copenhague sobre Borges. Muere en diciembre de 1987.

Al leer estas cartas nos damos cuenta de que a Yourcenar, en los últimos años de su vida, la va invadiendo cierta melancolía, especialmente desde la muerte de Jerry Wilson. Esa cariñosa  amistad con Silvia Baron Supervielle es quizás una de las últimas satisfacciones intelectuales y humanas de la escritora, cuyo entorno entonces se reducía a una secretaria, Jeannie, el hijo de ésta, Jeremy, su ayudante de servicio, Georgia Kelly, unos fieles jardineros, la enfermera Deirdre Wilson y la keniana Monicah Njonge, que se quedaron a su lado hasta el final. 

En el epistolario observamos que aparece, como siempre, la preocupación constante en Yourcenar del control total de sus textos, la promoción que los acompaña, o las erratas cuya corrección reclama sin parar. Pero el gran mérito de esta correspondencia es darnos de ella una imagen más humana, más frágil y más generosa de lo que aparecía en cartas publicadas antes. Ya no son misivas escritas para la posteridad, como pudo pasar con otras dirigidas a escritores o críticos famosos. El diálogo, a pesar de ser corto y limitado, con esta traductora más joven que ella, la hace más accesible y más cercana a nosotros. Además el prefacio de Baron Supervielle pinta en conmovedoras palabras el carácter de la académica, tan fría o distante en general. 

el gran mérito de esta correspondencia es darnos una imagen más humana, más frágil y más generosa de La escritora de lo que aparecía en cartas publicadas antes. Ya no son misivas escritas para la posteridad, como pudo pasar con otras dirigidas a escritores o críticos famosos.

Para ser completos, al menos hasta la fecha, anotemos también una correspondencia muy original y una historia de encuentros entre Paolo Zacchera, un joven italiano, especialista en floricultura, y Marguerite Yourcenar en la misma época. Los beneficiarios de Yourcenar recientemente permitieron la divulgación de parte de las cartas cruzadas entre Yourcenar con Zacchera, escritas entre 1979 y 1987, o sea el mismo periodo de la relación con Silvia Baron Supervielle. Su contacto se centró primero en una pasión común por las plantas y las flores y continuó con reuniones, incluidas varias en Italia, en Pallanza-Verbania, pequeña ciudad cerca del lago Maggiore, donde Zacchera residía con su familia. Nos sorprende apreciar la intensidad del plan de visitas, imaginado por una Yourcenar, ya muy cansada, con Zacchera, en julio de 1986 y nuevamente en septiembre de 1987: Amsterdam, Copenhague, Munich, Zurich, París e India. Como siempre Yourcenar piensa en todos los detalles, lo planifica todo, se ilusiona con esos proyectos de viajes. Incluso tenía prevista una entrevista con el Dalai Lama, a quien admiraba como defensora de la paz en el mundo y de la no-violencia. Para ella era un modelo de serenidad y acentuaba su fe en el hombre.

Paolo Zacchera es en la actualidad uno de los mayores productores de camelias, rododendros y azaleas en Europa. Silvia Baron Supervielle es una poetisa reconocida en Francia y en Argentina

Al fin y al cabo se podría decir que estas cartas, con Silvia Baron Supervielle o con Paolo Zacchera, son de un valor incalculable para el conocimiento de la carrera literaria, editorial y personal de Yourcenar, que es exigente, a veces cariñosa –lo que resulta novedoso–, siempre muy lúcida y entusiasta, a pesar de la edad, de la enfermedad y de la soledad. Son un complemento esencial para entender mejor lo que fueron los últimos años de su vida. Establecen una especie de diálogo directo con sus destinatarios o, a distancia, con nosotros, lectores de hoy, que irrumpimos en estos intercambios enterrados en los archivos de la Biblioteca Houghton de Harvard. 

Leer y apreciar estas cartas, que parecen anecdóticas, a primera vista, de segunda importancia literaria, es la mejor respuesta para quienes dudan del valor del género epistolar. Una vez más podemos preguntarnos: ¿qué quedará de los intercambios entre escritores, y en este caso, entre autores y traductores, con el dominio del correo electrónico?

Marguerite Yourcenar

Bibliografía utilizada para escribir este texto:

  • Marguerite Yourcenar-Silvia Baron Supervielle, Une reconstitution passionnelle, Correspondance 1980-1987, Gallimard, 2009.    
  • Marguerite Yourcenar y Silvia Baron Supervielle, Una reconstitución apasionada, Correspondencia 1980-1987, Edición, Notas y Posfacio de Achmy Halley, Prefacio de Silvia Baron Supervielle, traducción de Eduardo Berti, La Compañía de los Libros, Buenos-Aires, 2017. 
  • Marguerite Yourcenar, Con los ojos cerrados, entrevista con Matthieu Galey, Edición Plataforma, 2009. (Le Centurion, 1980).
  • Marguerite Yourcenar, Cartas a sus amigos, Traducción de María Fortunata Prieto Barral, Alfaguara, 2000. 
  • Paolo Zacchera, Une amitié particulière, correspondance et rencontre avec Marguerite Yourcenar, Apeiron minima, 2013.  
  • Paolo Zacchera, correspondance avec Marguerite Yourcenar, Bulletin de la SIEY, diciembre de 2009, p.131-176. Enlace SIEY : http:/WWW.yourcenaria.org 
  • Silvia Baron Supervielle, El cambio de lengua para un escritor, Buenos-Aires Corregidor, 1998.
  • Silvia Baron Supervielle, La pays de l’écriture, Le Seuil, 2002.

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