Por Emma Rodríguez © 2014 / Dice Bernardo Atxaga que los paisajes cotidianos, las calles que pisamos cada día, se acaban convirtiendo en invisibles ante nuestros ojos y que el viaje a lugares desconocidos estimula al explorador que llevamos dentro. Esa percepción, que todos hemos tenido alguna vez, es el punto de partida de “Días de Nevada”, una novela nada convencional en la que el autor parte de lo lejano, de lo extraño, para entender sus cercanías y se convierte en observador de la vida de los otros para comprender mejor sus propios orígenes y circunstancias…
