Para su placer, Roxy Music

Fidel Oltra © 2023 / 

Roxy Music es, sin duda, uno de los grupos más famosos menos conocidos. Esta afirmación, que podría considerarse una paradoja, tiene su explicación. O, mejor dicho, varias explicaciones. Una de ellas es que el foco casi siempre estuvo puesto en Bryan Ferry, su cantante, sin tener en cuenta que el resto de miembros permanentes del grupo tenían gran talento y durante bastante tiempo contribuyeron de igual manera a la personalidad del grupo. Otra explicación: el grupo pasó por varias etapas bastante distintas entre sí, siendo la última la más exitosa y comercial. Esta es la que ha quedado en el recuerdo de mucha gente, de forma que es muy posible que cuando se pregunta por una canción de Roxy Music las respuestas más frecuentes sean: More than this, Over you, Avalon, Angel Eyes, Oh Yeah o cualquier otro tema de sus últimos discos, obviando los cinco años en los que redefinieron el rock de vanguardia.

Así es, por sorprendente que parezca si solo conoces sus trabajos de los primeros 80. Roxy Music redefinieron el rock vanguardista en sus primeros discos. Y ahí encontramos otro de los signos de desconocimiento: se considera que en sus inicios eran un grupo de glam rock, cuando en realidad esa era solo una de sus facetas, y ni siquiera la más importante. Roxy Music fueron, en definitiva, todo lo que hemos mencionado en este párrafo, pero también bastante más. Por si fuera poco, las carreras paralelas de sus miembros más prominentes, y aquí incluiría a Brian Eno, aunque solo estuviera un par de años, es mucho más prolífica que la de la banda. Todo ello, en definitiva, convierte a Roxy Music en un rompecabezas fascinante que aquí trataremos de reconstruir. 

Viajamos hasta finales de 1970 para asomarnos a una de las ventanas del Holland Park School. Allí, un joven de 25 años llamado Bryan Ferry da clases de cerámica y pintura. Ferry ha estudiado arte, ha pintado cuadros que han llegado a exponerse en galerías, pero sueña con la música. Ha tenido algunos grupos, varios de ellos mientras todavía estaba en la universidad, pero nada serio. De uno de sus profesores, Richard Hamilton, ha aprendido el encanto de la sofisticación, la fascinación por una estética diferente, tan marcada por la elegancia de lo retro como por el misterio del futuro. Mientras divaga sobre todo ello, le llega la noticia de que se ha quedado sin trabajo. Esa es la señal que esperaba; ahora ya no tiene excusa para no dedicarse en cuerpo y alma a intentar hacerse un hueco en el mundo de la música. No solo un hueco, quiere ser famoso. En realidad lo que más desea es rediseñarse a sí mismo, borrar sus orígenes proletarios y convertirse en alguien refinado y “cool”. Bryan Ferry cuenta para ello con su compañero de estudios y fatigas musicales Graham Simpson, con quien ya ha compartido alguna banda. Ahora, sin embargo, toca lanzarse a por todas. Con Ferry como cantante y Simpson como bajista, la semilla de Roxy Music (que todavía no se llama de esa forma) está ya plantada.

Ferry y Simpson ponen un anuncio en diversas revistas buscando un teclista. Responde Andy MacKay, quien les comunica que aunque sus instrumentos son el saxo y el oboe, posee un sintetizador y sabe quién puede sacarle el máximo provecho. Andy hablaba de un amigo al que conocía de diversas sesiones de improvisación electrónica en las que había participado. Su nombre era Brian Eno. Faltaban entonces un batería y un guitarrista. Más anuncios, más audiciones. En un principio los escogidos son Roger Bunn para la guitarra y Dexter Lloyd como percusionista.

Este sexteto original, de brevísima trayectoria, es sin embargo el que le pone el nombre al grupo: Roxy Music. Roxy por los cines, que a Ferry le parecían elegantes y decadentes a la vez, justo la imagen que él buscaba para la banda; Music porque había otro grupo llamado Roxy y no querían empezar ya buscándose problemas legales. Por tanto, se llamarían Roxy Music. A lo largo de 1971 graban diversas maquetas y encuentran apoyo en Peter Sinfield, mítico cofundador y letrista de King Crimson, a quien Ferry conocía porque estuvo en una audición para reemplazar a Greg Lake en la pionera banda de rock progresivo. Sin embargo, pronto llegarían los problemas. Primero se marchó Dexter Lloyd, y pocos meses después hizo lo propio Roger Bunn. Vuelta a empezar, más anuncios, más audiciones. Para la batería apenas hubo dudas, rápidamente escogieron a Paul Thompson. Como guitarrista el elegido fue David O’List, que había estado en el grupo The Nice junto al teclista Keith Emerson, más tarde componente de Emerson, Lake and Palmer. Sin embargo hubo otro guitarrista que se presentó a la audición, Phil Manzanera, que también gustó mucho a Ferry, quien le propuso trabajar con ellos como roadie para afinar guitarras, probar sonido, y ocuparse de todas esas tareas ingratas que le ponen la alfombra roja al guitarrista titular. 

A finales de 1971, con la formación aparentemente consolidada, Roxy Music estaban a punto para escalar hacia la cima del éxito. Sus demos habían llegado a oídos de gente como John Peel o Richard Williams, crítico de la entonces muy influyente revista “Melody Maker”. Ya habían dado sus primeros conciertos, desde fiestas privadas hasta galerías de arte. Su música no se parecía demasiado a nada de lo que se estaba haciendo entonces, puesto que tomaban elementos tanto del glam rock como del rock progresivo, la electrónica, el jazz y la música vanguardista. Un batiburrillo de influencias que podría resultar en un cóctel intragable, pero que de la mano fundamentalmente de Brian Eno consiguió convertirse en un sonido personal, reconocible, audaz y sorprendente. Todo no iban a ser alegrías, de todos modos: a principios de 1972, tras una discusión intrascendente, O’List deja el grupo. Nadie cree que hable en serio, así que en el siguiente ensayo se sientan a esperar que llegue. No lo hace, así que le toca a Phil Manzanera encargarse de la guitarra. Una guitarra que ya no soltaría durante toda su vida.

Manzanera llegó con un pan debajo del brazo. Apenas unos días después de su incorporación oficial al grupo, Roxy Music encontraron a la compañía que financiaría su primer disco: E.G. Management. Grabaron su debut en apenas un par de meses, un álbum homónimo que finalmente publicó la discográfica Island. Para muchos, el nivel de eclecticismo, experimentación y atrevimiento de aquel primer disco nunca fue superado en trabajos posteriores. Allí estaban los mimbres de lo que serían Roxy Music en un futuro: la acertada combinación entre clasicismo y vanguardia; el talento de Ferry para la composición y para crear un personaje, un crooner decadente, seductor, intelectual y elegante, pero también provocador y extravagante; el particular sonido de la guitarra de Manzanera, imaginativo y chirriante; finalmente, el no menos cacofónico saxo de Andy MacKay, que emulaba a los grandes del free jazz en un contexto totalmente distinto. He dejado para el final a Brian Eno, para muchos el gran artífice de ese sonido colectivo con sus arreglos electrónicos, polifónicos y desintegrados. El resultado, de nuevo, podría haber sido un caos, pero un caos totalmente controlado y fascinante. De su voluntad por hacer algo nuevo, epatante y rompedor, da muestra la decisión de dejar Virginia plain, su canción con más potencial comercial, fuera de la primera versión del álbum. Eso sí, la sacaron como sencillo. 

Aquel primer disco de Roxy Music resultaba extraño, original y cautivador porque reunía en sus canciones todos esos mundos antes mencionados, además de dos que se encontraban en plena confrontación: el rock progresivo y el pop más directo y desenfadado. Las letras de Ferry, único compositor (al menos reconocido) de las canciones, eran tan extravagantes que resultaban geniales. Ferry admiraba a los compositores pioneros del jazz vocal, como veremos más adelante, y en sus canciones emulaba muchas veces aquellos juegos de palabras que caracterizaban las letras de genios como Cole Porter. Un papel arriesgado pero que Ferry representaba a la perfección. También le gustaban las referencias cinematográficas, que abundan en esas primeras canciones: 2HB habla de Humphrey Bogart, The Bob se inspira en la película Battle of Britain (1968) y Chance meeting hace lo propio con Breve Encuentro (1945), la película dirigida por David Lean.

La experiencia de escuchar este primer disco de Roxy Music con atención es inenarrable. Canciones como Re-make/Re-model suenan innovadoras incluso hoy en día. Ladytron resume esa fábula clásica-vanguardista que estaba en el ADN de aquella primera encarnación del grupo, como también lo hace 2HB, donde el saxo de MacKay oscila entre el homenaje a As time goes by y su natural inclinación hacia la dispersión sonora. ¿Lo más glam de aquellos primeros Roxy Music? Sin duda, su imagen. ¿Lo más disparatado? Todo lo demás, pero principalmente la no-música de Eno. Su eclecticismo y su facilidad para absorber todas las referencias y convertirlas en algo nuevo llevó a que este primer disco de Roxy Music aparezca en listas de los mejores discos de glam rock… y también en algunas de rock progresivo. 

En 1972 Graham Simpson dejó el grupo, que desde entonces tuvo numerosos bajistas. Como suele suceder, una vez puesta en marcha la máquina hay que conseguir que no pare, y a finales de ese mismo 1972 Roxy Music ya estaban grabando su siguiente álbum, For Your Pleasure. En esta ocasión la producción estuvo a cargo de Chris Thomas, quien desde entonces sería fijo en sus discos. En la portada, como en su debut, de nuevo aparecía una modelo femenina (la conocida Amanda Lear) en una pose glamurosa. Esta sería otra de las señas de identidad del grupo en estos primeros años. En cuanto a los aspectos musicales, For Your Pleasure sigue la senda iniciada con su primer disco aunque, quizás, con un sonido más elaborado.

Todo lo que sorprendió en su debut sigue aquí bien presente, desde los arrebatos del saxo de MacKay hasta las divagaciones electrónicas de Eno, pasando por las cada vez más perfectas (y más atrevidas, hay temas sobre muñecas hinchables y acosadores sexuales) canciones de Ferry. Do the strand abre el disco a lo grande, con sus cuatro minutos de mágico rock and roll renovado y pegadizo. En Beauty Queen, con una producción más clásica, se puede adivinar el rumbo que tomaría Roxy Music en los años siguientes. Una pequeña concesión a la normalidad que rápidamente queda anulada por la atrevida mezcla de estilos de Strictly confidential, el malsano ambiente entre jazz y spoken-word de In every dream home a heartache, la fantasía inacabable de The bogus man o los amenazantes goteos electrónicos de For your pleasure. El segundo disco de Roxy Music es, para muchos, inicio y cima de lo que podríamos definir como art-rock con ligeros matices progresivos. El camino quedó abierto para que bandas tan dispares como 10cc, Queen o Talking Heads libraran sus propias batallas contra la ortodoxia sonora. Como en su debut, no hubo en principio ningún sencillo extraído de For Your Pleasure. Sí que se publicó de nuevo un tema que no estaba en el álbum, en este caso la mítica Pyjamarama

Las personalidades de Bryan Ferry y Brian Eno eran demasiado fuertes, sus intereses demasiado distantes. Justo esa tirantez era lo que le daba a esos primeros discos del grupo su magia, su magnetismo y su intransigente modernidad, pero de tanto estirarla la cuerda se rompió, y Brian Eno dejó Roxy Music a mediados de 1973. Había diferencias artísticas, pero también celos profesionales y personales, sobre todo de Ferry hacia Eno. La ruptura fue una liberación para ambos: Brian Eno puedo lanzarse de lleno a crear su propio estilo musical sin depender de una banda, y Bryan Ferry consiguió al fin que Roxy Music fuera en exclusiva el vehículo para poner en práctica sus ideas. Unas ideas que tenía bastante claras, como demuestra su primer disco en solitario, These Fooling Things, publicado apenas un par de meses después de la salida de Eno del grupo. Un álbum de versiones que iban de Bob Dylan a Elvis Presley, de Beach Boys a los Beatles, de los Stones a Smokey Robinson. Resulta curioso que, conseguida su libertad, en este primer álbum de Bryan Ferry no haya ningún tema propio, pero su sello vocal e interpretativo está muy presente. El resto de componentes de Roxy Music, excepto MacKay, lo acompañaban como músicos de sesión. El éxito del disco convenció a todos de que Ferry era el líder, que sabía lo que hacía y que el resto debían seguir sus pasos. Adiós, glam. Adiós, experimentación. Hola, crooner de corbata cuidadosamente desanudada, camisa remangada, poses meditabundas y planta de galán de cine. 

Para ser sinceros, el cambio no fue tan abrupto. El primer álbum de Roxy Music sin Eno (sustituido por el joven multiinstrumentista Eddie Jobson), Stranded, mantenía ciertas conexiones con su etapa anterior. Empezando por la portada, con la modelo de “Playboy” Marilyn Cole, siguiendo por ese toque glam rock que vuelve a abrir el disco (Street life) y de nuevo con algunas canciones largas y sinuosas (Psalm, Mother of pearl). La locura de Eno se fue junto al genial teclista, y se sustituye aquí por una contenida búsqueda de los márgenes del pop clásico. El saxo de MacKay ya solo pierde el control de manera muy puntual; el propio Ferry se pone al piano; Manzanera tiene menos ocasiones de lucirse con su guitarra, aunque en Amazona (coescrita junto a Ferry) lo hace con creces.

A song for Europe (en este caso a nombre de Ferry / MacKay) tiende puentes hacia esa decadencia muy centroeuropea que exploraron en sus dos primeros discos. En resumen, Stranded no es una ruptura radical, pero sí un primer paso hacia la desaparición total de la influencia de Eno y la asimilación de una nueva personalidad que explotará en los siguientes discos hasta convertir a Roxy Music en lo que fueron en los primeros 80. Un grupo que es el que mucha gente recuerda, que sin duda era elegante y sofisticado pero que carecía totalmente del misterio y el riesgo de esta primera etapa. 

El año 1974 empieza para Roxy Music con buenas noticias. Su música empieza a ser escuchada y apreciada en los Estados Unidos, con algunas buenas reseñas de su último disco. No obstante, la mayor parte del año la dedicarán a otros proyectos: Andy MacKay publica su primer disco en solitario, además de colaborar con Brian Eno en sus álbumes; Ferry, por su parte, publica Another Time, Another Place, un disco con el que sigue cimentando su imagen de galán elegante y sofisticado, de gustos musicales exquisitos aunque eclécticos (hay versiones de Smoke gets in your eyes, pero también de Dylan, de temas country y de éxitos del soul). El disco se cierra con la primera composición de Ferry incluida en un disco propio, justamente la canción que la da título al álbum. Mientras tanto, Roxy Music trabajaban en el que sería su siguiente disco, Country Life, que vería la luz hacia finales de año.

Siguiendo con la tradición, la portada muestra a dos jovencitas, en este caso ligeras de ropa (la portada original llegó a ser censurada). También, como en discos anteriores, abren con un tema más cercano al rock clásico, The thrill of it all, que recuerda a sus canciones más rítmicas y ortodoxas. El resto del álbum, que muchos críticos consideran como el más consistente del grupo, juega como siempre a dos bandas (comercialidad vs arte). Bitter sweet o Triptych podrían estar en el extremo más experimental, mientras que canciones como All I want is you, Out of the blue o la levemente country Prairie Rose se situarían, con muchos matices, en el más comercial. Un leve aroma a nostalgia, a pop pre-psicodelia (ya sin apenas ningún rastro de sus primeros escarceos progresivos) empieza a filtrarse en las canciones. Otro peldaño hacia la entronización de Ferry como la gran figura que, con un pie en la sofisticación de Hollywood y otro en la decadencia de Europa, se convertirá en la alternativa bailable para quienes consideren la música disco como demasiado salvaje o sexual. Ferry lo será, pero de otra manera. 

Antes, sin embargo, Roxy Music publicarán otro álbum, Siren. Estamos ya a finales de 1975. Phil Manzanera también ha grabado su propio disco en solitario y por fin un sencillo del grupo, Love is the drug, entra en las listas norteamericanas. Siren, con Jerry Hall (entonces novia de Ferry, más tarde pareja formal de Mick Jagger) en la portada, se abría precisamente con Love is the drug, una canción que quizás como ninguna otra representa la idea de música que Ferry tenía entonces en mente. Una música cada vez más convencional y menos arriesgada, cierto, pero pegadiza y sugerente.

Hay retazos de sus antiguas ansias de experimentar, pero en general se limitan a algunas intros como la de Sentimental fool o la del también sencillo Boths end burning. Magistral Manzanera, una vez más. También hay algún espacio para que MackKay haga de las suyas, pero el salvajismo de sus intervenciones en los primeros discos ha ido disolviéndose como un azucarillo en el café. No hay nada vulgar ni genérico, de todos modos, en Siren. Roxy Music ya no juegan en la liga de la vanguardia, pero tampoco se han vendido a los sonidos de moda ni han rebajado su intención de tener un estilo propio, identificable, artístico y elegante pero también asequible. Es por eso más extraño todavía que, llegados a lo que podría ser su cima artística (aunque casi cada disco anterior lo podría ser igualmente) la banda decidiera separarse. 

Al final de la gira de presentación de 1976, a mediados de año, Roxy Music se disuelven. Posiblemente los miembros del grupo fueran conscientes de que el proyecto había alcanzado su punto álgido y a partir de ahí solo cabía el estancamiento o la decadencia. Decididamente, también influyó la voluntad de Ferry de apostar definitivamente por su carrera en solitario. El caso es que, con la publicación del directo Viva!, el grupo dio carpetazo a su primera (o segunda, si diferenciamos entre los Roxy con Eno o sin él) etapa. Un tiempo que cada componente, no solo Ferry, dedicó a sus propios proyectos: Andy MacKay publicó Resolving Contradictions (1978), mientras que Manzanera se juntó con Eno en el proyecto 801, que sacó un par de discos.

Ferry fue el más prolífico, con tres álbumes publicados en el periodo que duró el barbecho de Roxy Music: Let’s Stick Together (1976), In Your Mind (1977) y The Bride Stripped Bare (1978). En el primero de ellos volvió a recurrir a versiones de otros artistas, a canciones del American Songbook y, de manera sorprendente, a revisar hasta cinco temas de los primeros discos de Roxy Music, seguramente queriendo demostrar que tenían un gran potencial comercial y artístico incluso sin los experimentos de Brian Eno. En In Your Mind la mayoría de temas eran composiciones del propio Ferry, combinando canciones ajenas y propias en el siguiente disco de la terna, The Bride Stripped Bare. Thompson, por su parte, participó en prácticamente todos los discos paralelos de sus excompañeros de banda. Aunque en lo discos de Ferry predominen las versiones, y solo la canción Let’s stick together esté entre sus temas más recordados, son trabajos que vale la pena volver a examinar sin prejuicios, conscientes de lo que nos dicen sobre el proceso de creación del mito Bryan Ferry. 

De manera sorprendente, en 1978 Roxy Music regresan convertidos ya en cuarteto (Ferry, MacKay, Manzanera y Thompson) con el apoyo de músicos de sesión, entre ellos el famoso teclista Paul Carrack. Con esta formación graban Manifesto (1979), el disco con el que arranca su tercera etapa, la más conocida y comercial. Se trata de un trabajo a medio camino entre lo que Ferry estaba haciendo en solitario, los Roxy Music de los discos sin Eno, y su faceta más comercial que pronto tomaría el mando. En Manifesto el grupo está tratando de adaptarse a un nuevo momento y se nota que intenta agradar, engancharse a la actualidad a través de un suave acercamiento a la pista de baile sin perder del todo su identidad. En ese fino equilibrio se mueven temas como Trash, Ain’t that so y, sobre todo, los sencillos Dance away y Angel eyes. La carrera de Ferry en solitario, sin ataduras, le ha servido para encontrar definitivamente su característica voz y saber cómo aprovecharla de la mejor manera, usándola como arma de seducción. La canción que cierra el disco, Spin me round, muestra a unos Roxy Music altamente sofisticados, conscientes de que su glamour ya no tiene nada que ver con su aspecto, con las lentejuelas y los colores brillantes, sino con la emotividad y serenidad que transmiten cuando se lo proponen. 

Con la salida de Paul Thompson, debido a un accidente que le impide participar en las grabaciones y las giras, Roxy Music quedan convertidos en trío, que básicamente es la formación que conoce la mayoría de la gente: Ferry, MacKay y Manzanera. En ese formato graban el que será su álbum más exitoso hasta entonces, Flesh and Blood (1980). El más exitoso, que no el mejor ni mucho menos. Canciones como Over you, Oh yeah y Same old scene, sobre todo las dos primeras, carecen del riesgo y el dramatismo que caracterizaban discos anteriores. Son perfectas, pero, justamente por ser demasiado perfectas, carecen de gancho.

Same old scene explora nuevas posibilidades, experimentando con el tecno pop. Con bastante éxito, de manera imaginativa, pero también sin demasiado riesgo. El grupo recurre a dos versiones, In the midnight hour y Eight miles high, siendo sin duda la segunda la más interesante. En general, la cara B de Flesh and Blood es menos directa, menos comercial y por tanto más estimulante. Mención especial para la que ha acabado siendo mi canción favorita (he tenido varias a lo largo del tiempo) del disco: My only love. Un tema sedoso y sensual que les muestra el camino para el que será su último y grandioso álbum: Avalon. Una visión musical en la que también podemos encajar el sencillo Jealous guy, versión que lanzaron en 1981 como homenaje al asesinado John Lennon. Un tema dulzón pero elegante que tendrá, como hemos comentado, continuidad en el siguiente disco del grupo. 

Portada del álbum Avalon de Roxy Music

No está claro si Avalon fue el testamento de Roxy Music, o si, por el contrario, lo fue Flesh and Blood. Básicamente porque Avalon es casi un disco de Ferry en solitario por mucho que MacKay y Manzanera ayudaran a componer un par de canciones. Ferry seguramente sabía que el camino que quería tomar debía recorrerlo en solitario, pero decidió publicar un último trabajo de Roxy Music que cimentara su mito y que todo el mundo recordara. Trabajó duro para conseguirlo, y lo consiguió. Avalon fue su disco de más éxito comercial, y aunque en los Estados Unidos inicialmente pasó casi desapercibido, con el tiempo ha vendido más de un millón de copias. Buena parte de culpa la tiene la joya de la corona, una canción que Ferry hubiese podido guardar para sí mismo pero no lo hizo. Hablo de More than this, la culminación de ese sonido que Ferry siempre tuvo en su cabeza. No por ello hay que desmerecer el resto de canciones: The space between, son su toque funk, es otra muestra de la enorme facilidad con la que el grupo combinaba comercialidad y personalidad propia; Avalon es una genialidad delicada y excitante, capas y capas de sonidos dulzones que, sin embargo, no llegan a empalagar; Take a chance with me es otro de los temas característicos del Ferry de esos años, con un sonido que anticipa lo mejor, para algunos quizás también lo peor, de los años 80.

Como si quisieran demostrar que eran un grupo y que no había Ferry-dependencia, se incluyen dos interesantes (más el segundo que el primero) instrumentales: India y Tara. Canciones como True to life o To turn you on no son muy recordadas, pero su influencia puede rastrearse en algunos grupos de la época o posteriores, desde Spandau Ballet hasta Talk Talk. Un disco de anchos paisajes sonoros y sosegado ambiente romántico, perfecto para escuchar en buena compañía, o solo dejándose empapar por la lluvia y secándose ante una buena chimenea. El perfecto epitafio de un grupo que apenas duró diez años como tal, pero que transitó muchos caminos en ese periodo, algunos abiertos por ellos mismos. 

Roxy Music, aunque se han reunido varias veces en los últimos años, generalmente para celebrar premios y aniversarios, llegándose incluso a especular con la posibilidad de un nuevo disco que nunca vio la luz como tal (el resultado del intento puede escucharse en Olympia, disco que publicó Ferry en solitario en 2010), ya solo viven definitivamente en la historia del rock, y no como una nota al margen sino como uno de sus protagonistas principales.

For Your Pleasure fue el segundo álbum de estudio de la banda Roxy Music. Publicado por Island Records en 1973.
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