Categoría: Nº34 / Julio-Agosto 2016

LS #34

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La alegría de leer a Victoria Ocampo

Por Emma Rodríguez © 2016 / Victoria Ocampo habla de la “familia espiritual”, de esos autores de la literatura, del pensamiento, con los que dialogamos profundamente, de los que nos sentimos cómplices, afines. Yo quiero empezar este artículo declarando que en estos momentos, después de un mes en su compañía, puedo afirmar que Victoria Ocampo forma parte de mi familia espiritual, porque en muchas de sus palabras, de sus vaivenes emocionales, de sus anhelos, me reconozco, y porque sus reflexiones, sus búsquedas, sus contradicciones, al llegar a mis manos tanto tiempo después de que ella las pusiera por escrito, me ayudan…

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Juan Arnau. Fotografía por Nacho Goberna

Juan Arnau: “La transformación social también tiene que ser interior”

Por Emma Rodríguez © 2016 / “El siglo XX europeo se entretuvo demasiado con las filosofías del lamento (existencialistas) y las filosofías del lenguaje (analíticas). Es hora ya de acometer una filosofía de la percepción, una filosofía que aborde la cuestión de la sensibilidad, centrándose en el modo de ejercerla, de vivir sumergidos en ella”. Quien lo plantea es Juan Arnau en La invención de la libertad…

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El mundo nunca volvió a ser el mismo después de Rothko

Por Emma Rodríguez © 2016 / Todo empezó una mañana de hace ya algunos años, en unas vacaciones pasadas en Londres. En un recorrido por la Tate Gallery los pasos me condujeron a un espacio en el que me hubiera quedado una buena temporada. En la sala Rothko, frente a los mares de color tan característicos del pintor, frente a esas puertas que abre a los paisajes del alma, a los misteriosos huecos, abismos del ser, comprendí que lo verdaderamente esencial estaba allí, fuera de la velocidad y del ruido, de las noticias, de las rutinas…

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Es saludable cambiar el discurso, el lenguaje, del trabajo

Por Emma Rodríguez © 2016 / Llevo tiempo encontrándome con noticias, con lecturas, que me han llevado a reflexionar sobre un tema tan importante como poco dado al cuestionamiento, al análisis en profundidad, el trabajo. Por circunstancias y experiencias, tanto personales como de personas cercanas, llevo tiempo constatando algo que sabía, pero que no había despertado tanto mi atención como hasta ahora: la fuente de preocupación, de frustración, de insatisfacción, de humillación que, la mayor parte de las veces, supone el trabajo; su capacidad para agriar la vida, para desarmar, para mantener bajo control, para alentar la sumisión y la falta de iniciativas…