Fidel Oltra © 2023 /
A principios de los 80 parecía que el vídeo iba a sustituir al single radiado como vehículo de promoción de una canción. Ya lo decían los Buggles con aquello de “El vídeo mató a la estrella de la radio”, justamente el primer vídeo que emitió la MTV cuando empezó a funcionar en los Estados Unidos, allá por 1981. Aquí por supuesto no podíamos ver la MTV, pero los vídeos que antes llegaban a cuentagotas a los pocos (aunque más y mejores que lo que tenemos ahora) programas musicales que se veían por televisión, de repente se habían multiplicado por mucho. Incluso había un espacio, “Minutos Musicales“, del que echaban mano en TVE para rellenar huecos. Sería relleno, pero vaya bendito relleno: allí descubrí grandes vídeos de gente como The Jam, David Bowie y muchos otros mitos de la música.
En aquella época, sobre todo en los vídeos, se buscaba dar una imagen de modernidad, de novedad y juventud. En general, la imagen era casi lo más importante. En parte por eso tuvieron tanto éxito y difusión movimientos como los Nuevos Románticos, o grupos juveniles y vistosos como Duran Duran o A Flock of Seagulls. Juveniles, vistosos y escrupulosamente blancos, una tendencia muy polémica que reventó Michael Jackson con sus vídeos.
Un día, entre esos trajes pulcros, pelos cardados, hombreras imposibles, personajes robóticos y ambientes futuristas, se colaron unos tipos con pinta de vagabundos, o de granjeros del sur más profundo de los Estados Unidos. Cantaban una canción que empezaba hablando de un tal Johnnie Ray, cuya existencia ignoraba entonces, para luego convertirse en una pegadiza y nada almibarada (en realidad era casi un acoso y derribo) declaración de amor. La pinta de aquel grupo era llamativa, desenfadada y juvenil, pero de una manera distinta. Llamaron mucho mi atención por su imagen, pero también por lo pegadizo de aquella canción, que se titulaba Come one Eileen. El grupo también tenía un nombre chocante: Dexys Midnight Runners. Hay mucha gente que piensa en ellos como un “one-hit wonder”. Bueno, se les puede perdonar, aunque en el momento de publicar Come on Eileen no solo iban ya por su segundo álbum, sino que con el sencillo Geno, de 1980, habían alcanzado el número 1 en el Reino Unido. Algo que también consiguieron con Come on Eileen, por cierto.

Hablar de Dexys Midnight Runners, ahora conocidos simplemente como Dexys, es hablar de Kevin Rowland. Un tipo nacido en Inglaterra, de padres irlandeses, que siempre ha reivindicado sus orígenes con sus decisiones artísticas y personales. Un tipo que seguramente tiene buena parte de culpa de que tanta gente considere a su grupo un “one-hit wonder”, ya que su talento musical y lírico es comparable al que mostró, durante buena parte de su carrera, para boicotearse a sí mismo.
Su incursión en la música empezó algo tarde, ya que el primer grupo con el que consiguió al menos grabar un single, The Killjoys, lo formó ya con 23 años. Con esa edad probablemente era un dinosaurio para los chavales de 17 que estaban haciendo punk por entonces. A Kevin no le gustaba nada el punk, así que tomó al guitarrista de Killjoys, Kevin Archer, y le propuso formar un nuevo grupo inspirado por el soul y la música negra en general. Eso sí, con la mirada puesta en los clásicos y en el buen funk de los 70, y no en la música “disco” que entonces triunfaba en las listas.
Se trataba de forjar un grupo en el que, además, pudiera mostrar abiertamente sus orígenes irlandeses y su amor por la cultura de la isla verde. Combinar Irlanda y soul no era algo totalmente novedoso, ya lo hacía Van Morrison en sus discos, pero ellos añadirían un componente pop más hedonista y fresco. Además contarían con una gran sección de vientos al estilo de grupos como los primeros Earth, Wind & Fire o Chicago. Nacían así los Midnight Runners, a los que decidieron anteponer “Dexys” (inicialmente con apóstrofe, Dexy’s) en referencia a una droga recreativa excitante, la dexedrina o dextroanfetamina, bastante popular en los círculos de los británicos amantes del soul que formarían el llamado Northern Soul. Una escena de la que, por cierto, Rowland siempre quiso separarse porque les veía demasiado anclados en el pasado.
La primera y numerosa formación de Dexys Midnight Runners, en 1978, la integraban Kevin Rowland, Kevin ‘Al’ Archer, ‘Big’ Jim Paterson, Geoff ‘JB’ Blythe, Steve ‘Babyface’ Spooner, Pete Saunders, Pete Williams y John Jay. Pronto empezó lo que sería una constante en la historia del grupo: los cambios de miembros. El primero en salir fue el batería, John Jay, sustituido por Bobby ‘Jnr’ Ward. Descubiertos por Bernard Rhodes, curiosamente uno de los impulsores del movimiento punk en el Reino Unido, en 1979 Dexys Midnight Runners publicaban su primer sencillo, Dance stance. Una canción en la que desarrollaban a su modo esa querencia por los sonidos amplios y casi épicos de una buena sección de viento. A ello había que añadir su ya comentado apego por el soul y una manera de cantar que rescataba la emotividad de los grandes del género (también la de Bryan Ferry, referencia confesa de Rowland) para trasladarla a los 80 y hacerla menos dulce y más agresiva. Tras publicar Dance stance se suceden los cambios: hay más movimientos en la formación (salen Saunders y Ward, entrando Andy Leek y Andy ‘Stoker’ Growcott); presciden de Rhodes, fichan por EMI, y empiezan a desarrollar su fijación por la imagen. Un interés que, cuentan, les vino después de abrir para The Specials, grupo que mostraba una cuidada y elegante imagen propia del revival mod.

Dance stance acabó siendo, con otro nombre (Burn it down), el primer tema del álbum de Dexys Midnight Runners: Searching For The Young Soul Rebels. Un título que mostraba desde el inicio las cartas del grupo. Aunque la frase “searching for the young soul rebels” estaba tomada de uno de los sencillos de anticipo, There, there, my dear, fue otro de los adelantos el que puso a Dexys en el mapa musical a lo grande, puesto que llegó al número 1 en el Reino Unido y al 2 en Irlanda: Geno. De nuevo declarando sus filias de forma clara, Geno era un homenaje al cantante de soul Geno Washington, norteamericano afincado en Inglaterra que había tenido gran éxito en la segunda mitad de los 60 y que vio su carrera relanzada en el Reino Unido gracias a la repercusión de la canción.
Geno arranca como un falso directo con mucho barullo del público y gritos de “Geno! Geno!” Un doble homenaje; por una parte a los tumultuosos conciertos que Washington daba en los 60 y por otro al álbum en vivo It’s Too Late To Stop Now, de Van Morrison, que Kevin Rowland adoraba y del que se extraen los efectos del público alborotado. Geno es una gran canción, con una efusividad apabullante y un sonido que se expande con facilidad, impulsado por la enorme sección de vientos. Algún avispado crítico musical dijo que Dexys Midnight Runners jamás serían como los Madness, confundiendo la gimnasia con la magnesia. Aunque tenían en común una cuidada imagen, una sincera admiración por la música negra y el uso de sección de vientos, su estilo era claramente distinto, así como su concepción de ese revival mod en el que supuestamente se les incluía. Madness, en sus inicios, iban más por el lado del ska y el rock steady, mientras que Dexys estaban creando su propio estilo: una especie de soul-folk de aires célticos. Geno es la primera canción con la que muchos conocimos a los Dexys. A día de hoy también para muchos sigue siendo su mejor tema o, según el día, al menos entre sus tres mejores.
Dexys Midnight Runners se presentaron en sociedad con Geno y con una imagen también muy cuidada, pero de clase trabajadora, sustituyendo las parkas y chaquetas ‘monkey’ mod por uniformes de trabajo, gorros de lana y zapatillas. En el verano de 1980 publicaron su primer álbum, Searching For The Young Soul Rebels. El disco incluye los sencillos Burn it down (reivindicativo tema donde se mencionan varias grandes figuras de la cultura irlandesa), Geno y There, there, my dear. Esta última es también una canción reivindicativa y hasta violenta, que critica a los revolucionarios de pose (se supone que a los del revival mod y los movimientos skin, aunque también podrían ser los propios irlandeses) que solo se centran en la música y olvidan la necesidad de la verdadera acción.
Esa crítica a los sentimientos anti norirlandeses y a la inacción se ve reflejada también en la portada, donde un chico católico carga con sus pocas pertenencias tras verse obligado a abandonar su casa durante el conflicto en Irlanda del Norte. Pero aquel maravilloso primer disco de Dexys Midnight Runners incluía también, además de los sencillos mencionados, otras joyas como Tell me when my light turns green, pegadiza canción con Rowland enfrentado al mundo como de costumbre; Seven days too long, que a pesar de ser una canción de desamor es bailable y pegadiza como pocas, o Keep it, que muestra a la banda incluso más cercana a ese soul clásico que reivindicaban desde el principio. En ese sentido es necesario mencionar algunas caras B de sus sencillos y temas que finalmente no entraron en el disco pero que se incluyeron en reediciones posteriores: canciones tan conocidas como Respect o Hold on, I’m comin’, junto a otras menos exitosas pero igualmente interesantes como Breaking down the walls of heartache o Soul finger. Este primer álbum del grupo es un disco magistral que brilla como un relámpago incluso en un año tan ecléctico y electrizante como 1980.

Parecía que la formación sería incapaz de superar ese primer álbum y el éxito de Geno. Sobre todo después de que Kevin Rowland empezara a mostrar los primeros síntomas de ese empecinamiento en ponerse obstáculos él mismo: debido a ciertas reacciones de la prensa acerca de un supuesto apoyo a la violencia en Irlanda del Norte, se negó a dar entrevistas y solo publicaba anuncios en diversas publicaciones explicando su postura respecto a las cuestiones objeto de polémica. Además Keep it fracasó en listas. Por unos u otros motivos, la mayoría de los miembros del grupo empezaron a abandonar el barco. Algunos de ellos formaron otras bandas bastante recomendables que imitaban el sonido de Dexys (The Blue Ox Babies, The Bureau), donde solo quedarán Rowland y Patterson que se definen como “Celtic Soul Brothers”.
Tras el cambio de formación, vino también un nuevo cambio de imagen y de estilo de vida. Llegan Kevin ‘Billy’ Adams, Seb Shelton, Mickey Billingham, Brian Maurice, Paul Speare y Steve Wynne. Nada más ingresar en el grupo se encuentran con un Rowland que en ese momento estaba obsesionado con la salud y el deporte y que les obliga a salir a correr juntos, porque afirma que eso cohesionará la banda. También les indica un régimen alimentario bastante estricto que incluye la prohibición de beber alcohol. Con los nuevos componentes, Dexys Midnight Runners publica el sencillo Plan B, pero EMI ha perdido interés en el grupo y no lo promociona.
De nuevo Rowland se ve obligado a recurrir a anuncios en la prensa para explicarle al mundo su proyecto. Algo más de éxito tiene el siguiente sencillo, Show me, publicado tras fichar por Mercury, pero apenas roza el top 15 en el Reino Unido. Por entonces Rowland y Archer, que tienen buena relación, quedan para escuchar juntos las demos del nuevo proyecto de Archer, Blue Ox Babies. A Kevin Rowland le gusta el toque folk del grupo y empieza a pensar en añadir cuerdas a su propia música. Primero lo hace con el sencillo Liars A to E, donde son los propios instrumentistas de viento los que se encargan de las cuerdas, pero aquello no acaba de funcionar, así que decide incorporar gente con experiencia. Recurre entonces a Helen Bevington, que precisamente tocaba el violín en la demo de Archer, a la que renombrará, siguiendo su habitual costumbre de “irlandizar” los nombres de sus colaboradores, como Helen O’Hara. Con ella llegan también Steve Shaw (“Steve Brennan”) y Roger Huckle (“Roger MacDuff”). Con estas nuevas incorporaciones son los músicos de viento los que empiezan a sentirse innecesarios. Deciden dejar el grupo, pero Rowland les convence para que, al menos, participen en la grabación del siguiente álbum. Un trabajo que no llegará hasta el verano de 1982 y que en el mes de mayo se verá precedido por el sencillo The Celtic Soul Brothers, donde ya se aprecia ese cambio de sonido hacia un estilo más folk.
Los nuevos Dexys Midnight Runners tienen también nueva imagen, la tercera ya en apenas tres años de carrera. Ahora su apariencia será más rural, con petos de tela vaquera y un look granjero. En julio lanzan el disco Too-Rye-Ay, una excepcional combinación de soul y celtic folk con ambición pop. Casi al mismo tiempo publican su sencillo más exitoso, la canción por la que la mayoría de la gente recuerda al grupo: Come on Eileen. La combinación de vientos y cuerdas de Too-Rye-Ay convierten a sus canciones en pequeños y efervescentes milagros, pero lo sucedido con Come on Eileen supera todas las expectativas, llegando al número 1 en el Reino Unido pero también en las listas de EEUU.
El primer puesto en USA es especialmente importante, puesto que se lo quitaron menos que a un Michael Jackson que estaba entonces promocionando dos temas míticos como Billie Jean y Beat it. El tema estrella de la banda, Come on Eileen, juega magistralmente con cambios de ritmo, tono y velocidad para crear la canción perfecta del estilo que el propio grupo contribuyó a crear y universalizar. Imposible resistirse a bailar y cantar ante este monumento a la música folk-pop en general. En el vídeo, del que ya hablé al principio, vemos al grupo actuando en una esquina con su nueva imagen, mientras Rowland persigue una y otra vez a la pobre Eileen hasta que esta, liberada aparentemente de sus inhibiciones católicas, accede a sus peticiones.
De todos modos, Too-Rye-Ay es uno de esos discos que uno corre el riesgo de ignorar ante la acaparadora presencia de un sencillo de éxito. Si profundizamos en él, algo que recomiendo, encontramos por ejemplo una excelente versión de Jackie Wilson said (I’m in heaven when you smile), de Van Morrison. También se incluye un clásico menor del grupo, la efusiva Let’s make this precious. Los sencillos lanzados en el impasse entre los dos álbumes, Plan B, Liars A to E y Show me, fueron regrabados con la nueva formación y también se incluyeron en el álbum, aunque Show me solo en la versión extendida. Una versión en la que el grupo realiza una gran revisión del clásico del sonido Philadelphia T.S.O.P., el éxito publicado por MFSB con los coros de The Three Degrees en 1974.

Cumplido el encargo del disco, los músicos de viento de Dexys abandonan y son sustituidos por otros, entre los que están Nick Gatfield y Spike Edney. Este último es conocido por formar parte de la banda de directo de Queen en sus años de llenar estadios. Con todos los cambios, el núcleo duro de la banda lo forman ahora Rowland, Patterson y O’Hara, con quien Rowland mantiene en esos momentos una relación. En 1983 publican el sencillo Let’s get this straight (from the start) y realizan una gira por los Estados Unidos aprovechando el éxito de Come on Eileen.
Todo parece ser felicidad personal y profesional, pero no para Rowland. El líder que ha llevado a Dexys al éxito es precisamente quien menos disfruta con él. Se vuelve más meditabundo y cae en una espiral autodestructiva y perfeccionista a partes iguales. A finales de año Rowland rompe con O’Hara, se encierra en sí mismo y empieza a componer unas canciones mucho más introspectivas que de costumbre para su nuevo disco. Un álbum que tardará más de un año y medio en completarse, grabando diferentes partes en distintos países, cambiando de productor y, de nuevo, de imagen. Los nuevos Dexys visten trajes serios y se muestran con una apariencia más adulta, sin duda en consonancia con la crisis interna de Rowland.
Finalmente, en septiembre de 1985 ve la luz Don’t Stand Me Down, el tercer álbum de Dexys Midnight Runners. Una portada seria y adusta avisa de lo que se puede encontrar en el interior. Las canciones del nuevo disco pierden en ímpetu y energía juvenil lo que ganan en elegancia y serenidad. Se incluyen muchas partes habladas, algo que genera opiniones encontradas: hay quien considera que le da coherencia al disco, contribuyendo a su ambiente taciturno, mientras que otros opinan justo lo contrario. Las malas críticas y el duro proceso de grabación provocan nuevas deserciones en el grupo. Además Rowland, en otro movimiento dudoso, decide no sacar ningún sencillo para promocionar el disco. Lógicamente, ante la falta de difusión y más tras las expectativas creadas por Come on Eileen, el disco no es bien entendido y fracasa. Rowland sigue descendiendo en su ruta hacia los infiernos, dejándose caer en brazos de las drogas y la depresión. El fracaso del nuevo sencillo, Because of you, es el detonante para la ruptura del grupo.
Dexys Midnight Runners se disuelven en 1987. En 1988 Kevin Rowland publica un disco en solitario, The Wanderer. En él colabora con el productor brasileño Eumir Deodato y con diversos músicos de sesión entre los que se encuentra Eric Weissberg, gran multinstrumentista recordado por aquel famoso Duelo de banjos de la película Deliverance. El cóctel de country, electrónica y folk, además de la escasa promoción, contribuye a desorientar aún más a sus seguidores.
Totalmente desmoralizado, Rowland acaba dejando la música y apuntándose al paro. Sus últimos fracasos y sus adicciones le llevan, además, a tener graves problemas financieros. Empieza así un silencio que durará más de una década. En 1991 el grupo vuelve a estar en boca de la gente ante el lanzamiento de un disco de grandes éxitos, pero Rowland se encuentra inmerso en un proceso de continuas crisis y rehabilitaciones.
Finalmente en 1993 hay rumores de reunión, y de hecho Rowland y Patterson, junto a Billy Adams, llegan a hacer una aparición en televisión. Pero, de todos modos, tendrán que pasar cuatro años más para que un sello vuelva a apostar por Dexys. Lo hará Creation, que intenta rentabilizar el fichaje publicando una nueva versión remasterizada y reprocesada de Don’t Stand Me Down, con algunas canciones extra. No pasa gran cosa, como tampoco con My Beauty, disco con el que Kevin Rowland regresa en solitario. Un álbum de versiones cuya polémica portada puede desorientar al posible comprador, pero que merece un acercamiento sin prejuicios. Solo por su revisión de The greatest love of all ya vale la pena hacerlo. Sin embargo, el propio Rowland vuelve a boicotear su propio trabajo, negándose a hacer promoción más allá de una única entrevista concedida a un medio de su elección. El problema más grave, de todos modos, no es culpa de Rowland. En medio de las negociaciones para un posible regreso de Dexys Midnight Runners, Creation quiebra y desaparece. El propio Rowland afirmará más adelante que su fichaje por el sello y los discos que sacó en aquella época fueron un error, aunque seguro que las cosas pudieron hacerse de una manera diferente.

Pasan otros cuatro años para que haya nuevas esperanzas sobre el regreso de Dexys. En 2003 salen nueva canciones, se anuncia una gira y regresan algunos ex miembros del grupo. Se publica, además, otro recopilatorio: Let’s Make It Precious. A todo ello hay que añadir que en 2004 Rowland consigue reeditar Don’t Stand Me Down tal como él lo imaginó en su momento. Aparentemente recuperado y de nuevo ilusionado, anuncia que habrá regreso de Dexys con nuevos temas. Sin embargo, pasarán otros dos años hasta que vea la luz una de esas canciones, y solo estará disponible en la página de MySpace del grupo.
Rowland alega que los nuevos temas no suenan todavía tal como él desea, así que sigue dándole vueltas a todo hasta que finalmente, en 2012, sale el cuarto álbum de Dexys Midnight Runners, esta vez con el nombre acortado a Dexys. Han tenido que pasar nada menos que 25 años desde el anterior. El nuevo disco, One Day I’m Going To Soar, es un gran retorno. Por supuesto no al sonido festivo y juvenil de sus inicios, sino al más reposado y reflexivo de Don’t Stand Me Down, en general. Entre los créditos encontramos a un numeroso grupo de músicos de sesión y ex miembros de la banda, entre los que está Mick Talbot que, tras un breve paso por Dexys Midnight Runners en los 80, formó Style Council junto a Paul Weller. Por cierto que el toque de Talbot, coautor de la mayoría de las canciones, se nota para bien. One Day I’m Going To Soar está diseñado para ser degustado con tranquilidad, destila una paz que Rowland finalmente había encontrado y un sentido del melodrama reposado, aunque potenciado por unas letras sinceras y confesionales. Algunos medios hablaron de “el regreso del año”, y lo cierto es que no les faltó razón.
En esta nueva etapa iniciada en 2012, Dexys han publicado dos discos más. Primero profundizaron en sus raíces irlandesas con Let The Records Show: Dexys Do Irish And Country Soul, con canciones tradicionales y versiones de temas pop. Un disco en el que vuelve Helen O’Hara como artista invitada. El trabajo fue bastante bien recibido pero, de nuevo, se hizo poca promoción en TV y en vivo. Rowland estaba recuperado, pero también exhausto por el trabajo obsesivo que ha de llevar a cabo para poder publicar cada disco.
La falta de entusiasmo le llevó a un silencio que duró otros siete años. Finalmente, hace pocos meses Dexys publicaron The Feminine Divine. Un disco en el que recuperan la intensidad de sus primeros trabajos, rebajada lógicamente por los más de 40 años que han pasado desde entonces, pero ahí está de nuevo la fuerza de Rowland en todo su esplendor. The Feminine Divine explora temas relacionados con las nuevas masculinidades, la evolución de la mirada del hombre hacia la mujer a lo largo de los tiempos y el papel femenino en la sociedad. Lo cierto es que ha valido esperar todo este tiempo, como suele ocurrir con Kevin Rowland cuando se centra en lo importante y en lo mejor que sabe hacer: crear buena música. Justo a la hora de terminar estas líneas el grupo ha presentado el disco en su único concierto en España. Ha sido en el Teatro Barceló y, por lo que cuentan las crónicas, fue todo un espectáculo, a pesar de sus representaciones teatrales (habituales, por otra parte, en los conciertos de esta segunda etapa de la banda) y sus partes pregrabadas. Parece que la gente lo disfrutó a lo grande, sobre todo la segunda mitad dedicada a recuperar sus canciones más conocidas.
Teniendo en cuenta los precedentes, es complicado saber cuáles serán los próximos movimientos de Rowland. Quizás tarde seis, siete o diez años más en volver a dar señales de vida. En cualquier caso, haga lo que haga en el futuro, ya nos ha dejado un buen legado de canciones con las que podemos disfrutar y por las que le damos las gracias.