Foto cabecera por Henry Diltz -1972- /
Vicente Lafora © 2020 /
“Han pasado muchas cosas con los años. Soy un músico de reconocido prestigio y poseo cosas de valor. La música es un negocio. He recorrido un largo camino y soy una persona con la que cuesta trabajar porque pongo el listón alto y me he vuelto impaciente. Los años no perdonan. El éxito me ha creado malos hábitos y ha hecho que pierda el respeto a quienes trabajan conmigo, evite algunas responsabilidades y me salga con la mía.
No obstante, estoy tratando de reencontrarme y recuperar los valores que tenía al comienzo, compartir el amor por la música, retomar la camaradería que solíamos disfrutar, respetar a los demás, identificarme con ellos, ser considerado…
¿Cómo podré ser más generoso con quienes amo y respeto? ¿Cómo conseguiré que los demás se sientan bien trabajando conmigo? ¿Cómo lograré respetar los gustos de los demás sin perder los míos? Me gustaría dar con las respuestas necesarias. He hecho daño a muchas personas y también a mí mismo. Tengo que encontrar la manera de cambiar esas pautas para siempre”.
Neil Young.
“Memorias de NEIL YOUNG, El sueño de un hippie”. Capítulo sesenta y seis.

Neil Young escribe estas palabras en el último capítulo de su primer libro, que asegura no será el único. Este texto, a modo de despedida, escrito sin título, ni música, suena a sincera confesión, arrepentimiento e incluso tiene un propósito: Recuperar la ilusión perdida.
El sueño de un hippie fue publicado en 2012 y llegó a España un poco más tarde, gracias a la editorial Malpaso. Fue elaborado con 65 tacos bien regados y se lee como un diario personal sin orden cronológico ni literario. En él impera el desorden que brota de la mente de su autor, como su propia carrera y su vida. Por eso llega a los lectores como unas memorias auténticas, escritas desde el corazón y el sentimiento, donde quedan registrados los acordes del pasado, el presente y el futuro.
El 2020, que pasará a la historia como el año del coronavirus, no ha afectado a la actividad de Neil Young; más bien al contrario, el autor ha renacido con el ímpetu de sus recuerdos, sonidos, conciertos, archivos… Confinado en su universo sonoro, se ha reencontrado consigo mismo. Como escribe en el capítulo sesenta y seis de sus memorias ha recuperado “los valores que tenía al comienzo, compartir el amor por la música, retomar la camaradería (…), respetar a los demás, identificarme con ellos, ser considerado..”. No sé si todos esos propósitos los ha logrado, pero lo cierto es que nos ha regalado, en el año de la pandemia, horas y horas de sueños y recuerdos de buena música, de aquel Rock de melenas y pelo largo.
En 2020 Neil Young nos ha dado el billete de ida y vuelta para vivir el sueño de un hippie, cada vez que queramos montar con él a lomos de su grupo Caballo Loco, los Crazy Horse. Las últimas noticias que nos han llegado del planeta Young son la reedición de uno de sus grandes álbumes, After the Gold Rush, que ha cumplido ya 50 años. Grabado entre agosto de 1969 y junio de 1970, regresa como un regalo para sus muchos seguidores. Todo un detalle del intérprete, al que hay que añadir la decisión de compartir su vasto archivo online hasta finales de año. Young ha abierto el paywall y lo ha puesto a disposición de todo el mundo. Una cantidad enorme de música y vídeos que ha ido recopilando desde hace medio siglo. Este deseo de compartir con los demás su universo sónico es una muestra más de que las circunstancias no han podido con el sueño de este eterno hippie.
Del confinamiento ha surgido un Young más vivo y enérgico. Ha regresado a sus raíces, a esa simbiosis del hippie melancólico, acústico, con el melenudo guitarrero y eléctrico. Ha convertido 2020 en su año de reencuentro con Crazy Horse, sacando de sus archivos documentos inéditos para quienes le seguimos, caso de Homegrown y Return to Greendale.
Ante la parálisis sanitaria, Young ha recuperado su elixir de juventud con una actividad frenética y se ha propuesto levantar el puño, como en tiempos pasados. El parón global le ha despertado del letargo en el que andaba sumido hasta la publicación en 2019 de Colorado. Este año de cuarentena él lo ha transformado en un año de regreso. 2020 ha sido su “fumata blanca” con su pasado y los Crazy Horse, uno de los desafíos que dejó registrados en las páginas de su debut como escritor.
Del confinamiento ha surgido un Young más vivo y enérgico. Ha regresado a sus raíces, a esa simbiosis del hippie melancólico, acústico, con el melenudo guitarrero y eléctrico. Ha convertido 2020 en su año de reencuentro con “Crazy Horse”, sacando de sus archivos documentos inéditos.
Ocho años después de la publicación de sus memorias, el sueño de un hippie sigue vivo. El primer paso, repito, lo dio en 2019 con Colorado. El segundo, en plena pandemia, sorprendiéndonos con el rescate inicial de Homegrown, disco grabado en 1975 con Crazy Horse, y la posterior publicación de Return to Greendale, que rememora su concierto con el grupo en la gira de Greendale (2003), su vigésimo séptimo álbum de estudio, el más comprometido social y políticamente.
“Return to Greendale”, el regreso del activista

Greendale es la primera ópera rock del compositor. Compuesta de diez canciones, tiene como protagonista a una joven activista, Sun Green, que lucha por cambiar los males que sufren ella, su familia y su país en una ciudad llamada Greendale.
En este álbum, publicado en 2003, Young reivindicaba la importancia de la preservación del medio ambiente y censuraba las desigualdades sociales, temas que han cobrado mayor vigencia y actualidad tras la crisis provocada por la Covid-19. Volviendo a sus temas, el compositor canadiense ha cumplido con su propósito de “saldar una deuda pendiente”, tal y como escribió en su autobiografía.
“Greendale”, Álbum ublicado en 2003, Young reivindicaba la importancia de la preservación del medio ambiente y censuraba las desigualdades sociales.
No cabe duda de que 2020 ha marcado un antes y un después en el planeta Young. El mundo ha quedado paralizado por la crisis sanitaria que ha provocado un colapso social, político, económico y cultural sin precedentes. Pero esa parálisis lejos de frenar su actividad, ha despertado su espíritu hippie, que le ha llevado a cabalgar de nuevo a lomos de su “Caballo Loco”, resucitando de la sepultura, en el mes de junio, Homegrown y en noviembre Return to Greendale, la gira con Crazy Horse de 2003, grabada completamente en directo y rescatada ahora de su amplio archivo personal.
En este regreso a la ciudad ficticia de Greendale, al escenario en el que se interpretaba una ópera rock, en su día escenificada por un amplio elenco de cantantes y actores que daban vida a la familia Green, quienes admiramos a Young podemos reivindicar con él los que son sus grandes temas: el medio ambiente, la protesta ante la corrupción política, la desigualdad social… Asuntos de plena actualidad.
La gira de 2003 con Crazy Horse nos llega ahora en varios formatos: Caja deluxe limitada con dos compactos, dos vinilos, un Blu Ray del concierto íntegro y un documental, Inside Greendale, que recoge imágenes de la grabación del álbum.
Con anterioridad, Young nos sorprendió con el lanzamiento de Homegrown, un deseo que quedó reflejado en su libro El sueño de un Hippie. El álbum “perdido” para nosotros, no lo estaba para Young. Lo tenía clavado en su corazón, pero debía encontrar ese tiempo, ese momento del que habla en el último capítulo de la obra, para reencontrarse a sí mismo, un paso necesario para poder publicarlo y quitarse de encima esa daga emocional.
Después de dar cuenta de ese proceso en las páginas de sus memorias, hemos tenido que esperar hasta 2020 a que por fin Neil Young se decida a lanzar la que es una magnífica colección de canciones. Las composiciones estaban listas desde 1974, pero el estado anímico del artista a mediados de los 70 no era el adecuado para darlas a conocer. Homegrown quedó aparcado por el desencanto en el que Young llevaba sumido desde 1973, tras la muerte de Danny Whitten, guitarra, amigo e integrante de los primeros Crazy Horse.
En la época en la que se grabó Homegrown, Young llevaba ya un año golpeado por el desencanto. El disco, de hecho, es el relato de su traumática separación de la actriz Carrie Snodgress, con la que tuvo su primer hijo, Zeke Young. De ello escribe en El sueño de un hippie, en el inicio del capítulo 54.
“La noche que murió la madre de Carrie, en 1974, me desperté en la cama del rancho y vi la cabeza de Carrie en el aire gritando al pie de la cama. Nunca olvidaré esa pesadilla.
Aunque Carrie y yo acabábamos de separarnos, fui a Chicago para consolarla a ella y a su familia. Me sentía incómodo pero pensé que Carrie necesitaba mi compañía. Zeke estaba en California con un amigo”.
En la época en la que se grabó “Homegrown”, Young llevaba ya un año golpeado por el desencanto. El disco, de hecho, es el relato de su traumática separación de la actriz Carrie Snodgress, con la que tuvo su primer hijo, Zeke Young.
El recuerdo de su matrimonio es una pesadilla que Young plasma en una serie de canciones tras asistir al funeral de la madre de su ex-mujer. Además, como escribe, de manera desordenada, en sus memorias, tiene deudas que saldar, “cuestiones pendientes” que va desvelando a lo largo de 400 páginas.
Una de ellas es, precisamente, superar la angustiosa separación de Carrie Snodgress. Y también se refiere a la necesidad de volver a grabar con Crazy Horse y quitarse la espina que llevaba clavada desde la muerte de Danny Whitten. Esta última deuda la saldó publicando en 2019 Colorado. Mientras que el otro “asunto por resolver” ha encontrado respuesta con la salida a la luz de Homegrown y de Return to Greendale. Todos los álbumes de Neil Young reflejan su estado de ánimo. Se trata de una constante en su trayectoria.

Homegrown es un álbum que suena al Young hippie y que encaja perfectamente entre trabajos como Harvest (1972); Comes a Time (1978); Harvest Moon (1992) y American Stars ‘n Bars, uno de los discos más ignorados en su trayectoria. Grabado en 1974 y publicado en 1977, incluye colaboraciones de la época de Harvest: Ben Keith a la guitarra; Linda Ronstadt, que invita a su amiga la cantante Nicolette Larson, conocida por el tema que le cedió Young, Lotta Love, y Emmylou Harris. Las tres damas completan las voces femeninas de un álbum que toma el título de su último tema, Homegrown. Hay otra pieza, Star of Bethlehem, que aparece aquí y también en American Stars ‘n Bars, de 1974.
Pero, pese a todo lo expuesto, los seguidores de Young aún seguimos haciéndonos la misma pregunta: ¿Por qué no publicó Homegrown en su momento?
Así lo explica Young en el capítulo 54 de “El sueño de un hippie”.
“Mientras estaba en Chicago llamé a Ben Keith, que estaba en Nashville y a los Crazy Horse a Los Ángeles para que vinieran a tocar conmigo a los Chess Recording Studios…
Los Chess Studios estaban en la quinta planta de un viejo edificio de ladrillo que desprendía unas buenas vibraciones históricas. Era como estar en un lugar sagrado. Era genial, lejos del estilo lujoso de algunos de los estudios donde habíamos tocado en Hollywood.
Tras esa sesión me despedí de Carrie y de su familia, y Ben y yo nos fuimos a Nashville en el Cadillac El Dorado del 59 que había comprado en Chicago… Cuando llegamos a Nashville grabamos con Levon Helm, Karl Himmel, y en un tema, Kenny Buttrey a la batería. Elliot Mazer estaba en la cabina de control. Tim Drummond y Ben Keith tocaron en todas las canciones. Me gustó el resultado. Fue el inicio de un disco que nunca he publicado, Homegrown. Componía tanto en esa época que costaba grabar todas las canciones y acabar un disco. El proceso creativo se me escapaba de las manos porque tenía que grabar muchas canciones. En lugar de publicar Homegrown, que habría sido lo más normal, sacamos Tonight’s The Night. Escuchamos Tonight’s The Night y, tras dos años de espera, había llegado el momento de que viera la luz”.
Es evidente que Young ya tenía en mente lanzar Homegrown, pero en 1974 andaba en otra dimensión. Y optó por el desparrame sónico de “Tonight’s The Night”, que significaba la sepultura violenta y amarga del espíritu hippie.
El lanzamiento en 2019 de Colorado, con el Crazy Horse de la primera época, integrado por Nils Lofgren, Ralph Molina y Billy Talbot, es un aullido a la luna en recuerdo de los tiempos del pelo largo con Danny Whitten, Bruce Berry y Ben Keith. En 2020, el “viejo” Young ha hecho las paces consigo mismo y ha decidido volver a Homegrown, el regreso del hippie que en mitad de los 70 se había esfumado junto con la musa, esa inspiración renacida que le inyecta a Young la fuerza para recuperar los tiempos de antaño.
Los dos discos suponen la vuelta del hippie, de ese sueño del que habla en sus memorias. Y con ambos salda dos de las deudas de las que va dando cuenta permanentemente, con su característica anarquía mental, lo que, ocho años después de su publicación, aún otorga más fuerza al libro.
Está claro que Neil Young no pasará a la posteridad por su altura literaria. De su padre, escritor y periodista deportivo, no heredó ese don. Pero de lo que no hay duda es de que con su dilatada, amplia e interminable carrera, Neil Percival Young (Toronto, 1945) es uno de los iconos del R&R, del Country y del Folk, destacando como precursor del Grunge y del Rock Alternativo. Hablamos de un músico que ha influido en grupos tan dispares como la banda de Nueva York Sonic Youth, los canadienses Cowboy Junkies o los australianos Powderfinger.
“Me gustan los grupos por motivos variados y esos motivos no son siempre coherentes. Respeto mucho a Pearl Jam. Siento lo mismo por Nirvana y Sonic Youth”, confiesa en el capítulo 32 de “El sueño de un hippie”.

Sus gustos, fobias, adicciones, predilecciones, amistades, enemistades, así como todas sus etapas vitales, se reflejan, a su manera, en sus memorias. El sueño de un hippie es un libro que engancha por su abrumadora naturalidad y honestidad, características muy a tener en cuenta. La altura literaria ni existe ni le interesa al autor. Mientras vas pasando las páginas, en tu mente va sonando Neil Young con Crazy Horse; en solitario; con Buffalo Springfield o con CSNY.
No escribe el Neil Young flipado bajo los efectos de la marihuana, la cocaína y el alcohol. No. Escribe el poliédrico Neil Young desintoxicado. El hombre de las mil caras que ha vuelto a soñar. En el inicio del segundo capítulo de la obra, titulado California, 2011, escribe: “Tampoco es que tenga la cosa mayor relevancia, pero hace poco que dejé de fumar y de beber. Estoy tan limpio como no lo estaba desde los 18 años”.
El sueño de un hippie es engancha por su abrumadora naturalidad y honestidad, características muy a tener en cuenta. La altura literaria ni existe ni le interesa al autor.
Estas memorias suenan a Crazy Horse en muchas de sus páginas. En el mismo capítulo afirma el protagonista: “También he estado pensando en los Crazy Horse. Ese grupo es un vehículo que me transporta a zonas cósmicas que no sabría atravesar con nadie más. Muchas personas me han preguntado por qué toco con ellos. Dicen: ¿Por qué tocas con los Crazy Horse? No saben tocar”. La respuesta flota en el viento. Con ellos puedo ir a donde quiera”
Neil Young siempre ha ido a contracorriente. De hecho, su libro autobiográfico muestra gran parte de su enigmática y controvertida personalidad. Nos relata sus adicciones, sus idas y venidas amorosas, musicales. En El sueño de un hippie nos devela sus inquietudes, recuerdos e inseguridades. Nos habla de sus obsesiones, sus juergas, sus hijos, sus mujeres, sus grupos… Su vida. Young descubre sin tapujos quién es Neil Percival Young: el letrista, el inconformista, el cantante protesta, el incombustible compositor con un amplio abanico de canciones grabadas y publicadas más tarde en The Neil Young Archives.
En estas Memorias, también se descubre al Neil Young perfeccionista, al amante de la naturaleza, al pacifista. En sus páginas aparece el coleccionista de coches y trenes; el enamorado de la tecnología y el “inventor” del sonido PureTone.
El libro es una aventura a galope con el jinete del Rock ‘n’ Roll con Caballo Loco -Crazy Horse-; con el Búfalo salvaje -Buffalo Springfield- del Country-Folk-Rock de los 60, y con el integrante de CSNY y el líder de los Stray Gators en Broken Arrow Ranch. Pero también, nos acerca al padre, al hijo, al marido, al amante… Y también al amigo que ha perdido a otros muchos por el camino… Entre ellos destaca Danny Whitten, guitarrista y cantante de los Crazy Horse originales de 1969. Al referirse a él Young reconoce, a su manera, no haberse portado bien: “Lo de Danny es un asunto pendiente” escribe en la página 18 de la entrega.
En la obra el compositor va relatando los momentos buenos y los malos tragos y parrandas vividas especialmente en los años que van de 1973 a 1977. Etapa en la que Neil Young ve como pierde por sobredosis a dos de sus amigos: Danny Whitten y Bruce Berry. A ello se suma la traumática separación de Carrie Snodgress y su feliz matrimonio con Peggi Morton, con la que tiene dos hijos, Ben y Amber.
No son unas memorias al uso, porque Neil Young tampoco es un artista ni una persona corriente. El mismo se define como alguien complicado y complejo. Es tan desconcertante como su carrera musical. Ahí reside su atractivo. En su capacidad de reinventarse y evolucionar en cualquier dirección, siempre imprevisible. Como hizo el pasado 25 de octubre de 2019 con la publicación de Colorado.
Colorado, el regreso de Caballo Loco

A sus 74 años “Old Man” Young sigue vivo y dando guerra. El pasado año volvió a lomos de su Crazy Horse con Colorado. Tras siete años de paréntesis con su banda, Young decidió tomar las riendas y volver a los estudios. Esta vez sin Frank “Poncho” Sampedro, pero de nuevo con Nils Lofgren a la guitarra, Billy Talbot al bajo y Ralph Molina a la batería. Colorado es el regreso sónico a 1975, rememorando las noches acaloradas y regadas de todo tipo de sustancias. El viaje al infierno y la confirmación de que el sueño del hippie había quedado enterrado con la muerte de Dany Whitten; el mal trago, la culpa y el dolor que llevaba en su interior cristalizó en el álbum Tonight’s The Night, de 1975.
El regreso con los Crazy Horse era un asunto que ya tenía en mente. Era un proyecto por realizar, tal como cuenta en sus memorias. En Colorado Neil Young salda el “asunto pendiente” con Whitten. “Llevo varios meses trabajando con Crazy Horse: The Early Daze”, recopilando canciones inéditas que cuentan la historia del grupo de manera única. Crazy Horse, que se formó a principios de 1969 con Danny Whitten, Ralph Molina, Billy Talbot y yo, sigue en activo en la actualidad, en 2011. Me sienta bien trabajar en Early Daze. Danny toca en todas las canciones.Todavía lo echo de menos. Habría sido un gran músico, habría pasado a la historia. Tengo remordimientos al respecto, pero este disco le hará justicia”.
“Colorado” es el regreso sónico a 1975, rememorando las noches acaloradas y regadas de todo tipo de sustancias. El viaje al infierno y la confirmación de que el sueño del hippie había quedado enterrado con la muerte de Dany Whitten.
Cuando afirma que tiene remordimientos sobre la muerte de Whitten no escribe todo el trágico suceso que le atormenta. Lo cierto es que lo despidió de la banda con 50 dólares y no fue a su funeral. El día que encontraron a Whitten muerto en un baño, un forense llamó a Young, ya que lo único que llevaba en el bolsillo era un número de teléfono apuntado junto a un nombre: Neil Young. Revista Ruta 66. Número 377/Enero 2020.
Y es precisamente esa deuda que ha de saldar la que le tiene obsesionado con volver a reunir a los miembros del grupo. Así lo puso de manifiesto en el comienzo de El sueño de un hippie:
“Tengo un plan: Crazy Horse en la White House. Nos reuniremos en mi rancho en la White House, un enorme bungaló de secuoya de color blanco perdido en los bosques de Corte de Madera Creek. Ha sido la sede de las actividades musicales en el rancho desde que en 1972 compré esa parte del terreno. El plan: meternos allí y grabar.”

Homegrown y Colorado son el regreso de un hippie cuyo sueño queda escrito en sus memorias. En dos años, Neil Young ha recuperado sus dos almas: la propia y la de Whitten. ¿Qué nos tiene preparado en el futuro Old Man Young? La respuesta está en el viento. Lo que no podemos descartar es una segunda parte de sus memorias.
Como escribe en el cierre de las mismas, titulado Agradecimientos: “Quisiera dar las gracias a todas las personas que aparecen en este libro y aparecerán en el siguiente. Nunca habrá páginas suficientes para vosotros”.

VICENTE LAFORA
Valencia, 27 de mayo 1966. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid. He desarrollado mi labor profesional, durante 37 años, en el ámbito del Periodismo, Comunicación y Relaciones Institucionales, colaborando con Fundaciones Culturales, Entidades e Instituciones, y Empresas y Organizaciones públicas y privadas, como periodista y como empresario de mi agencia de Comunicación. Soy Presidente de Vegeme Consulting & Events.
Como periodista he trabajado en diferentes periódicos nacionales y locales. Soy fundador, promotor y Director de Comunicación, Estrategia y Relaciones Institucionales del Proyecto Cultural El Homo Ethicus, por mi compromiso con el periodismo ético y veraz, entre otras actividades.