Por Emma Rodríguez © 2017 / Escribiendo relatos es muy conciso, mide las palabras, pero hablando su discurso resulta torrencial. Como interlocutor Antonio Ortuño es muy generoso. Le gusta explicarse largamente, ofrecer argumentos, hacerse entender. Su última entrega, La vaga ambición, resulta sorprendente por la originalidad, autenticidad, ironía y lucidez con que se ahonda en la grandeza y la miseria del oficio de la escritura…
