Por Emma Rodríguez © 2016 / Me recuerdo leyendo A sangre fría (alrededor de 20 años, en la casa familiar de Tenerife). Me recuerdo impresionada y aterrorizada, pero sin poder dejar de pasar sus páginas. Me recuerdo totalmente aislada, fuera de lo real, de lo inmediato, sumergida en unas geografías lejanas, en unos paisajes sórdidos. Me recuerdo con miedo, reflexionando sobre el mal y la maldad; sobre la violencia y la locura; sobre el destino y sobre la mala suerte, sobre la frágil línea que separa lo normal de lo monstruoso…
